21 mayo 2014

transpersonal: hacia una inteligencia relacional respetuosa



Las relaciones equitativas serian aquellas en las que mujeres y hombres tienen las mismas posibilidades y oportunidades en la vida, sencillamente una igualdad de acceso a recursos desde el punto de vista social. En el medio en que vivimos, en muchas ocasiones se establecen normas y valores diferentes para hombre y mujeres, lo que propicia que se hagan más grandes de lo que son las diferencias entre ambos sexos.
Poco a poco han ido cambiando los roles tradicionales del hombre y la mujer. En la actualidad, muchas mujeres trabajan fuera del hogar y son más independientes. También los hombres realizan actividades que antes se creía eran propias sólo de las mujeres. Cuando cada miembro de la relación encuentra su lugar desde el respeto hacia sí mismo y hacia el otro, en una posición adulta con las mismas implicaciones, el intercambio es equilibrado y basado en el amor.

Hombres y mujeres tenemos las mismas capacidades y derechos, podemos expresar nuestros sentimientos de la misma forma y decidir de manera responsable cómo queremos ejercer nuestra sexualidad.
Sin embargo, la realidad es que las relaciones todavía se establecen con base a la desigualdad, ya que son los hombres quienes mantienen muchos privilegios en distintos ámbitos de la sociedad. Esto hace que en las relaciones interpersonales resulten más afectadas las mujeres, así como relaciones de personas con el mismo sexo, pues las normas que ha dictado un sistema patriarcal se ven alteradas.
 
El poder de dominación masculina, por otro lado, está en cuestionamiento y el reto que se plantea al hombre es precisamente ceder en las formas de construir nuevos mecanismos de relación sin la violencia y la humillación como método para la represión. El sistema patriarcal establece un conjunto de manifestaciones y códigos expresados de diversas maneras según el contexto cultural de cada grupo. Esta estructura se caracteriza por ensalzar el poder, el control, la imposición, la verdad como absoluta, y tiene como método el verticalismo y la autoridad como medios para legitimar formas de violencia. 
 
Los roles, estereotipos y prejuicios de género, no son sólo ideas sino que se proyectan en las relaciones personales y los proyectos de vida de todos nosotros. Así como aprendimos a asumir ciertos roles de género, podemos transformar esos comportamientos discriminativos para lograr la equidad entre hombre y mujer, al mismo tiempo, del compromiso ético de comprender los diferentes formatos de relación, de construcción de un hogar y de su consecuente familia.
La desigualdad en el plano que sea, no sólo dificulta el pleno desarrollo de las personas sino que afecta a la salud emocional de nuestra sociedad. La violencia de género, la relaciones inequitativas y la discriminación por homofóbia limitan nuestro progreso personal y social hacia una organización más libre, auténtica y consciente. Asentir a nuestra identidad, aceptando quienes somos nos guiará a una relación más saludable sin duda.


La conciencia espiritual también te ayudará a no caer en la victimización. Una vez que sabes que eres tú quien escoges, es dificil que te veas como una victima de tu infancia. Serás capaz de ver un retrato más amplio de tu propio trayecto y desarrollo espirituales. Serás más propenso a ver al otro con ojos de amor y compasión, sabiendo que aquel dia también actúo de acuerdo a sus experiencias aprendidas en la niñez y que es su responsabilidad, así como es tu responsabilidad hacer por el cambio que deseas presenciar en el mundo.