30 diciembre 2019

bioenergética: el apoyo de la craneosacral a la integración en psicoterapia


La terapia craneosacral es una técnica que comenzó a estudiarse a principios del siglo XX. Durante un par de décadas se realizaron multitud de experimentos y pruebas hasta desarrollar un sistema basado en la palpación con el que podía examinar y tratar dolencias a través de los huesos del cráneo. Actualmente se emplea con éxito en migrañas, estrés o ansiedad, por mencionar algunas de los casos recomendados.

Posteriormente, en 1970, el cirujano Jhon E. Upledger durante una operación de cuello observó un movimiento rítmico en el tejido membranoso. Tras una labor de investigación, sobre un tema del que apenas existía documentación previa, llegó a la conclusión de que ese pulso provenía de la duramadre espinal. Se le denominó Impulso Rítmico Craneal (IRC). Combinó así sus descubrimientos con los datos obtenidos por su antecesor y creador de la técnica, el Dr. Shuterland. En 1975 y al frente de un equipo de médicos, biofísicos y anatomistas, pudo demostrar científicamente el funcionamiento de esta terapia.  

A grandes rasgos, un cuerpo humano está compuesto por esqueleto, músculos y órganos. Tanto los músculos como los órganos se hayan envueltos en una fina bolsita membranosa, como si estuvieran recubiertos por una especie de film transparente, lo que se conoce como fascia. Por lo tanto, si eliminamos los tres componentes básicos –huesos, músculos y órganos–, nos quedaría un humano compuesto por bolsitas de film transparente. Estas fascias que recubren todo el cuerpo están en contacto unas con otras, y por lo tanto cualquier cambio se transmite rápidamente entre las membranas.


Con esta premisa, la teoría del sistema craneosacral es que el IRC se propaga ya no solo por la duramadre, sino por todo el entramado de fascias, y que la carga de información del IRC es recíproca. ¿Esto qué quiere decir? Pues básicamente que todo lo que le ocurra al organismo repercutirá en ese ritmo del líquido que envuelve al cerebro y la médula espinal y que al trabajar sobre ese pulso rítmico también cambiarán las demás estructuras del cuerpo. No es maravilloso!

De esta forma el terapeuta puede sentir, con la simple imposición de manos en la cabeza de un paciente, una contractura en el músculo dorsal o llegar a intuir una congestión en el vientre. Pero no solamente son percibidas las alteraciones meramente físicas, la terapia craneosacral va todavía más lejos y percibe también alteraciones psíquicas.
Por lo tanto, todo, absolutamente todo lo que le ocurre a un ser humano, ya sea de origen físico o psicológico, queda registrado en el IRC, y puede ser sanado a través de la colocación y manipulación de las manos expertas sobre el cráneo del paciente.



Durante el proceso de psicoterapia la psique moviliza las experiencias vividas junto a un procesamiento emocional vinculado a esas experiencias. Todo ello se transmite a lo largo y ancho de nuestro cuerpo y si en alguna zona no llegase, o bien si todo el cuerpo está disociado, nos indica precisamente donde poder intervenir con las terapias manuales para ayudar en la integración final de la terapia. Cualquier emoción sentida se transmite como una onda por un cuerpo compuesto de un 70% de líquido y es desde este líquido corporal que podemos seguir trabajando. A día de hoy sabemos que el líquido cefalorraquídeo no sólo se encuentra dentro del cráneo y columna, sino que llega hasta las puntas de nuestros dedos. Por ello, la anomalía en un órgano o la tensión muscular pueden servir de puerta para poder completar el procesamiento de la situación de conflicto vivida por el paciente.

Una experiencia traumática trabajada en la consulta provocará obviamente una reverberación en todo el organismo, que quizás ya estaba registrada en la memoria corporal desde su origen. Por ello, después del trabajo psicoemocional es de una gran ayuda escuchar lo que el cuerpo tiene que decir para la asimilación completa. El trabajo desde la Biodinámica Craneosacral permite tanto la integración de lo expresado con palabras como una verbalización más consciente en las siguientes sesiones. He podido constatarlo en casos de trauma corporal, como la bulimia nerviosa o simplemente de un guión de vida de fracaso, donde el trabajo sobre la autoestima del paciente comienza a transformar todo su Ser con el trabajo integrado de psicoterapia y craneosacral. Es como entrar en una danza entre palabra y sensación.



Si te interesa profundizar en la comprensión de la terapia Craneosacral, te recomiendo la charla de Michel Laloux que ha estudiado durante años la repercusión de los focos de tensión a nivel cerebral combinado con los estudios del Dr. Hammer.


11 noviembre 2019

sistémica: una mirada más amplia, una satisfacción más inclusiva


¿Alguna vez has pensado “esta persona es tóxica para mí”? ¿o quizás te decías “este compañero no sabe trabajar en equipo, va a la suya”? ¿Incluso te has sorprendido diciendo “este director no es claro y lo está complicando cada vez más”? Desafortunadamente, es más común de lo que parece y en muchas ocasiones lo miramos desde el individuo y no desde el equipo en su conjunto.

Como decía, la mirada suele dirigirse hacia la persona en concreto para mejorar el ambiente de trabajo. Es decir, el análisis más o menos exhaustivo de la persona que provoca el conflicto para ver si encaja o qué debería cambiar y en el mejor de los casos, la relación que tiene con el resto del equipo. La mirada sistémica nos propone mirar al grupo desde el inicio y observar los patrones de relación para entenderlos con más profundidad y realizar, en la medida de lo posible, los cambios más positivos para un mejor funcionamiento interpersonal. En muchas ocasiones nos guiamos por lo que vemos y descartamos lo que no se muestra; esta parte oculta precisamente, puede ser la clave para comprender los comportamientos recurrentes.

Cuando miramos individuo a individuo estamos perdiendo mucha información valiosa como, por ejemplo: qué relación hay entre ellos, cómo se escuchan, comunican y respetan. Una de las claves es averiguar si los diferentes integrantes del equipo persiguen un objetivo común por encima del beneficio individual, en definitiva, si funcionan como equipo. En la mayoría de los grupos humanos de relación laboral, esta última es la principal causa de fragmentación y pérdida de energía diaria. En consecuencia, la motivación desciende y aparecen los conflictos que pueden acabar en pérdidas humanas importantes.

Para adoptar esta mirada hay que reeducar la observación. Podemos hacernos preguntas como las siguientes:

  •  ¿con qué frecuencia hablan e interactúan? ¿existen tensiones?
  • Si llega a ocurrir un desencuentro en el equipo, ¿por qué hay personas que no intervienen y lo permiten? ¿qué puede faltar en el equipo para que una mejor gestión de las relaciones ocurra?
  •  ¿Se persigue un objetivo común?
  • ¿dónde recae el poder? ¿existe un buen liderazgo?
  • ¿hay distancia física o se evita el contacto visual entre algunos miembros?


Por otro lado, si te ves dentro de una red tóxica de relaciones es también importante observar las creencias que tienes sobre ti, sobre las personas y sobre el mundo que te rodea. Estas creencias influyen en gran medida en tu comportamiento favoreciendo determinadas conductas o bien inhibiendo ciertas actitudes. Es importante creer lo que sea útil y beneficioso para ti, ya que tus creencias determinarán tu realidad. Pero este tema ya lo hemos hablado en otras emergencias del blog.



Del autoanálisis y de un análisis sistémico se puede llegar a evidenciar un conflicto grupal con más conciencia y que el beneficio revierta en todos los integrantes. De esta manera, el mantenimiento de las relaciones saludables también será más prolongado y deseado.

“Los acontecimientos anteriores en un grupo y los sentimientos ligados a ellos están almacenados en un memoria colectiva”   Bert Hellinger

 “Si todo lo tomas personalmente, vivirás ofendido la mayor parte de tu vida. Recuerda que las personas no te hacen cosas: las personas hacen cosas y tú decides si te afectan o no”    Antoine de Saint-Exupéry

04 noviembre 2019

humanista: la desesperanza se disuelve tomando conciencia


El agotamiento psicológico es un estado de cansancio, donde la ansiedad crece de manera progresiva. Desgraciadamente, es un estado habitual hoy en día y con unas consecuencias devastadoras si se prolonga en el tiempo. No se trata solamente de un colapso mental, sino de un estado vital en el cual las emociones resultan abrumadoras y el cuerpo comienza también a agotarse, generando síntomas en cascada si no se toman medidas a tiempo.

Si alguna vez has pasado por un período prolongado de estrés, entenderás rápidamente estas palabras. La situación estresante puede deberse a la demanda de trabajo, a una relación de pareja o una crisis existencial importante en tu vida, todo de hecho es importante ya que si no fuera así, no lo estaríamos viviendo. Sin embargo, la manera de vivirlo es lo que acaba por derrumbar los cimientos internos, si no se escuchan las señales a tiempo.

Estar agotado emocionalmente significa sentirse impotente hacia el presente. No se puede pensar ni sentir correctamente, posiblemente el cuerpo tampoco coordine bien si se abandona el ejercicio diario en estos momentos. Es como si se viviese en piloto automático, como si la vida no te perteneciera. Puede parecer incluso que la vida no importa, nada más lejos de la realidad; sin embargo desconcierta tanto (bajo una hipersensibilidad o insensibilidad activada dependiendo de la estructura de personalidad) que se actúa como si todo fuera impuesto y además con la rabia subyacente de seguir haciéndolo.

El agotamiento emocional es más amplio que una mala época. Acumula una vivencia de frustración, baja motivación, impotencia y desesperanza que no se sabe por donde agarrar. De hecho, podría ser un componente o un precursor del agotamiento mental, en función de la persona y la situación. Todos tenemos un límite en cuanto a la complejidad que se puede manejar y es muy importante conocerlo con la mayor agudeza y detalle posible. Así cuando nos encontremos en los niveles de estrés que comienzan a afectar nuestra salud psicosocial, podremos tomar alguna decisión consciente al respecto.

Algunos indicadores para evitar caer en este abismo desvitalizador son:

·         Cada vez aparece más irritabilidad y pesimismo.
Este estado de ánimo puede llevar directamente a la depresión o la ansiedad y en algunos casos, incluso ataques de pánico. Una síntoma común es no dormir bien, lo cual nos hace más vulnerables a un estado ansioso.

·         Te sientes demotivado.
Si sientes una ausencia de entusiasmo por tu profesión, por tu relación sentimental o tus amigos, por actividades que antes te motivaban quiere decir que el agotamiento está afectando a tus reservas de energía. Esta situación es más seria de lo que puede parecer, porque aquí es donde comienzan los síntomas físicos.

·         Tu vida es un fracaso y nada tiene sentido.
Además de sentirse estancando y desesperanzado, esta encrucijada vital despierta incluso temor por las relaciones sociales. Se pierden las capacidades relacionales por la falta de energía para la interacción y la torpeza que el desgaste conlleva.

·         El cansancio es tan acusado que no te puedes concentrar.
Las investigaciones cognitivas han demostrado que se daña seriamente la capacidad de atención o de planificar. Esto revela que se está empezando a afectar el córtex prefrontal y por lo tanto las capacidades superiores del Ser Humano. Poco a poco, estas situaciones nos dirigen a un estado de mayor alerta, con una mayor preocupación por la supervivencia.

Si estás en un estado semejante, tu prioridad debe ser tu bienestar personal.

Es importante que busques ayuda si te sientes en cualquiera de estas situaciones. No le quites valor a esa situación  de baja calidad de vida y no caigas en la trampa de pensar que tú solo puedes sobrellevarlo. El diálogo interno nos puede jugar una mala pasada por la prepotencia de pensar que lo podremos controlar. En entros casos, podrá ser una sobrevaloración de nuestros recursos que pueden no ser suficientes para una nueva situación de injusticia inesperada. O tan sólo, por la inocencia del pensamiento mágico de que todo se va a arreglar solo. Cualquier cosa puede llegar a ocurrir si no se toma la conciencia adecuada. Consultar a un terapeuta de confianza, podría ayudarte a llegar a la causa de tus problemas y sentir apoyo en tu proceso. Cubrirte de una red social de confianza y permitirte expresar tus sentimientos proporcionarán sin duda una mejora en tu vida.

20 octubre 2019

¿en qué consiste una psicoterapia?


La terapia es un encuentro humano entre una persona que solicita una ayuda de apoyo psicológico, emocional o físico y otra persona que desde su formación y experiencia se pone al servicio de una demanda de ayuda. Ambas personas interactúan en búsqueda de un mayor bienestar y mejor comprensión de la situación de conflicto y de las relaciones humanas.

Es un tema de debate, si profesionalmente se llama paciente (“el que sufre”) o cliente (“el que contrata”) en la consulta terapéutica. Algunas corrientes incluso le han denominado actiente (“el que actúa”) con el ánimo de darle importancia y responsabilidad a la persona. Para mí, los tres roles están en continúa interacción y transformación durante el proceso terapéutico y la finalidad es siempre devolver la autonomía y fuerza a la persona para seguir su vida, con más autoconciencia y conciencia del entramado social de las relaciones humanas.




"No puedo enseñar nada a nadie, sólo les puedo hacer pensar"
Sócrates

"Somos lo que hacemos de manera repetida. La excelencia entonces, no es un acto, sino un hábito."
Aristóteles

09 octubre 2019

sistémica: la reconciliación con el estrés laboral

La Psicosociología recoge el estudio del comportamiento humano junto al de los movimientos sociales, considerando el trabajo como un elemento integrador a nivel psíquico y social. El trabajo es un aspecto de la vida del Ser Huamano que bien organizado proporciona aspectos positivos, como la pertenencia a un grupo, la realización personal o una satisfacción económica.
Los factores psicosociales en el trabajo consisten en interacciones entre la personalidad del trabajador, el entorno laboral o las condiciones de organización, por mencionar las más relevantes, pero la razón que lleva al desgaste y el estrés es algo más profundo.

Existen dos fenómenos cada vez más frecuentes en el medio laboral que nos debería preocupar por su repercusión en nuestra salud: el síndrome de "burn out" o estrés intolerable y el "mobbing" o acoso moral. En ambos casos deriva en consecuencias severas para la persona como para dejarlo en segundo plano y camuflarlo con falta de recursos o la incompetencia del trabajador. 

Empecemos por la definición de estrés. Si entendemos el estrés laboral como el desequilibrio entre la demanda y la capacidad de respuesta bajo condiciones en las que el fracaso posee importantes consecuencias (McGrath,1970),vemos que la parte más importante es la percibida por la persona que acusa el estrés. Recordemos que no es lo que nos pasa, sino como vivimos lo que nos pasa. Sin embargo, otra parte importante es la que proviene del entorno que exige sin límites, o que sin exigir no apoya, a apoya pero chantajea y así un sinfín de transacciones relacionales con intenciones que no siempre quedan claras.

Según Selye (1936) después de la toma de conciencia de un estímulo estresante intenso, si se prolonga en el tiempo aparece una fase de resistencia, que parece intentar que todo esté controlado. Si la persona consigue ser objetiva y pedir ayuda para superar la situación, el estrés se convierte en un gran maestro de crecimiento, incluso de vocación. En algunas ocasiones las personas logran encontrar la verdadera misión en la vida tras estos periodos. Acompañar estos procesos en la consulta terapéutica es muy reconfortante, pues el estrés forma parte de la vida y cierta tensión es favorable. En el caso de que la situación se alargue en el tiempo y el individuo no logre reorientar su implicación, aparece la fase de agotamiento y con ella la derrota de las estrategias adaptativas para afrontar la extenuación. Este momento es extremadamente delicado y puede derivar fácilmente en enfermedad. Algunos síntomas a tener en cuenta en estos casos son:
-incremento del ritmo cardíaco, que puede desembocar en hipertensión arterial,
-movilización de los ácidos grasos pudiendo aumentar tanto los lípidos en sangre que provoque a la larga arteriosclerosis,
-aumento de la coagulación, pudiendo formar obstrucción de capilares,
-incremento de la tiroxina, desajustando el metabolismo basal del organismo,
-dilatación bronquial y vasodilatación muscular provocando cuadros de hiperactividad
y no sólo los desequilibrios físicos sino también el desequilibrio emocional y psíquico que puede desembocar en desorientación, sensación de incapacidad afectando obviamente a la autoestima e incluso depresión. 

El trabajo sistémico ofrece la posibilidad de analizar y comprender las relaciones dinámicas que se establecen en el ámbito laboral, ya que el afectado y sus compañeros de trabajo ya son un sistema en acción. El mapa que proporciona esta exploración facilita transitar los conflictos como caminos de solución, aceptando y mirando más allá de la historia vivida.

Quizás lo realmente útil para la persona que está atrapada en una situación de las mencionadas anteriormente es observar la realidad desde puntos de referencia diferentes. Una metavisión es el inicio de una nueva posición vital y el trabajo fenomenológico, sin juicios, orienta a una solución más efectiva que desde la fricción emocional. El solo hecho de provocar un movimiento nuevo da fuerza al individuo y como consecuencia al grupo, integrando y resignificando la situación.

Algunas técnicas generales para combatir esta presión laboral son:
  • desarrollo de un buen estado físico, pues el ejercicio nos obliga a desplazar la atención de los problemas psicológicos y nos permite el descanso, además de aumentar la resistencia.
  • dieta adecuada, para obtener un buen equilibrio energéticos y responder a las demandas sin desarrollar problemas carenciales.
  • apoyo social, porque el acompañamiento en estas situaciones vulnerables favorece una mejor adaptación e integración.
  • distracción y buen humor para relativizar la importancia de los problemas y prevenir situaciones de ansiedad. 
Nadie ni nada merece tanto la pena como para amargar nuestra existencia, pero es importante ver qué patrón  inconsciente se ha desencadenado para haber llegado a tal extremo. El trabajo introspectivo sobre los mecanismos personales puestos en marcha junto con una mejora de la confianza personal ayudan a resurgir de las cenizas, asintiendo a lo que pasó y tomando nuestro lugar con un nuevo sentido.