25 febrero 2016

sistémica: patrones tóxicos de relación

En muchas corrientes pedagógicas, psicológicas incluso antropológicas se considera el enlace de nuestras acciones con las acciones adquiridas de nuestros progenitores, de nuestro grupo familiar, de nuestros antepasados. Exixte un interesante debate sobre la importancia de la genética en nuestras actitudes junto al concepto de información adquirida por una via suprasensible que pertenece al terreno de lo inconsciente y por lo tanto, intangible.

Dese el punto de vista meramente materialista, hemos hecho grandes avances en el conocimiento de nuestra psique y del funcionamiento del sistema nervioso teniendo como motor de elaboración y de integración a nuestro cerebro. Las neurociencias nos explican la pauta repetitiva de patrones de conducta y la seguridad que ello nos ofrece para confirmar nuestro marco de referencia. Y además, desde la perspectiva sistémica, ya hemos experiementado suficiente como para creer, aunque no veamos, que ciertas conductas relacionales vuelven sin cesar buscando una solución actualizada para liberar aquello que no se pudo llevar a la luz de la comprensión y de la expresión.


Nos encontramos diariamente en situaciones tanto de cooperación como de competición con las personas que nos rodean. Está en nuestras manos escoger qué opción tomar....pero no tan fácil como eso, pues también tenemos la "caja negra" interna donde mandatos, creencias y valores nos impulsan a entrar en esos patrones de relación que no siempre son asertivos.


Una persona de éxito (como viene siendo llamado desde las corrientes más competitivas) en una sociedad como la actual, no tiene porqué llegar a superar a nadie, invalidar otras visones del mundo y mucho menos descontar las opiniones propias. Una persona adulta y consciente, como yo llamaría, usando las premisas de la psicología humanista, es aquella que puede expresar aún siendo empujada por voces internas de silencio. Aquella que la resistencia al cambio aprendida en su seno familiar se transforma poco a poco en la observación de la naturaleza en constante cambio. También será aquella persona que asume su responsabilidad y acepta que el error viene a darnos una nueva capacidad de aprendizaje y con ello, sublimar el proceso sistémico colectivo al ayudarnos unos a otros a entender una nueva manera de vivir, de cooperar en armonía.

La toxicidad relacional nos indica en qué aspectos internos hemos de seguir evolucionando, pues somos nosotros mismos los que permitimos la toxicidad. Igual que somos nosotros quienes escogemos fumar a diario o rechazar esa conducta tóxica para entender qué función cumple un cigarro en nuestras vidas. Y así, lo mismo con una alimentación insana, con conversaciones basadas en la crítica por la crítica y ni que decir tiene, con palabras destructivas hacia nosotros mismos.

Hablemos con cariño y compasión hacia esas ideas, genes o paquetes invisibles que cargamos del bisabuelo para trascender la causa y convertir el efecto en una vida más digna, que nos sirva de ejemplo de unos a otros. Como dice la frase célebre de Benjamin Franklin :" dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo". Involucrémonos en nuestro sistema para transformarnos desde lo más interno y expresar al mundo nuestra autentidad. Únicos somos y luminosos.....pues quizás también. Enciénde tu lámpara personal!