18 enero 2012

transpersonal: los inicios


Abraham Maslow ha sido una figura muy inspiradora dentro de las teorías de personalidad. En la década de los 60, las personas buscaban otras vías de autoconocimiento que los mensajes reduccionistas y mecanicistas de los conductistas y psicólogos fisiológicos. Buscaban un sentido y un propósito en sus vidas, incluso un sentido mucho más místico y trascendental. Tanto es así, que hacia el final de su vida, Maslow dio el impulso a lo que se llamó la cuarta fuerza en psicología. Los freudianos y simpatizantes de la psicología profunda constituían la primera fuerza; los conductistas, la segunda; su propio humanismo, incluyendo quizás a los existencialistas europeos, eran la tercera fuerza. La cuarta fuerza fue la psicología transpersonal, que partiendo de los filósofos orientales, investiga cuestiones como la meditación o niveles no ordinarios de conciencia en una atención total, llamada consciencia-presencia. El desarrollo espiritual es visto como una capacidad innata en todo ser humano. Es un impulso hacia la totalidad, el descubrimiento del verdadero potencial de uno mismo. 
La teoría de Maslow se entrelaza con otras teorías en su constante impulso de traer al ser humano hacia la psicología. En esencia, lo que propone es simplemente extender el principio de la homeostasis a las necesidades, tales como la seguridad, pertenencia y estima. Maslow considera todas estas necesidades como esencialmente vitales. Posiblemente, la contribución más innovadora fue la importancia que le otorgó al amor y la estima para el mantenimiento de la salud. Por otro lado, afirma que todas estas necesidades están construidas genéticamente en todos nosotros, como los instintos.
El pensamiento que influyó en el surgimiento de la psicología humanista es muy amplio y podría resumirse como el que generaron todos aquellos que se han resistido a reducir la psicología y el estudio del ser humano a una mera ciencia. Por esto mismo, el principal cuestionamiento que se le ha hecho es su falta de rigor. Sin embargo, hay que tener presente que el humanismo como corriente de conocimiento privilegia la experiencia directa y el aprendizaje vivencial. Evolutivamente, es muy probable que la aparición de esta tercera fuerza, considerase las nuevas necesidades de expresión y relación del hombre contemporáneo. Entre otros aspectos, la psicología humanista abre la mirada hacia el cuerpo y rompe el determinismo de contemplar la psicología desde la psicopatología. Introduce conceptos antes no contemplados, como la creatividad, el amor y las emociones positivas. Si bien, las psicopatologías graves pueden limitar seriamente la libertad y creatividad sin el principio “yo estoy bien y tú estás bien” parece no tener sentido el crecimiento personal. Es sobre este potencial que puedo construirme y crearme a mí mismo.
Si somos privados de nuestras necesidades físicas básicas, si estamos viviendo bajo circunstancias amenazantes, si estamos aislados de los demás, o si no tenemos confianza en nuestras habilidades, podremos seguir sobreviviendo, pero no viviendo. No estaremos actualizando completamente nuestros potenciales. Una persona autorrealizada es aquella que es la que es. La tarea del ser humano es convertirse en él mismo, explorando todo su potencial. Esto no implica directamente convertirse en una persona totalmente sana, pero inevitablemente, este estado de autorrealización le llevará a un estado más saludable, sabiendo que llegue a donde llegue, estará bien.         
  
De la relación entablada con Kurt Goldstein, Maslow tomó el concepto de auto-actualización, que más adelante se interpretaría como el estado autorrealizado del Ser.  Consideraba que las necesidades básicas, aún cubiertas, pueden continuar haciéndonos sentir su presencia. De hecho, decía que tienden a ser aún más insaciables a medida que les alimentamos! Hace pensar en aquellos continuos deseos de acumular capacidades, de “ser todo lo que pueda ser”. Sin embargo, es en realidad, una cuestión de ser más completo, de estar “auto-actualizado”. Sin embargo, la superación tendrá lugar no por el miedo, sino por la propia alegría de superación de uno mismo frente al choque con el mundo.
            El ser humano necesita encontrar un sentido en su vida. Siendo nuestro mundo tan desarmónico y difícil en algunos casos, si las necesidades básicas no están satisfechas es lógico dejar de pensar en dedicarse a cultivar los potenciales. Analizando el modo de actuar en la vida de ciertas personalidades como Mahatma Gandhi o Albert Einstein entre otros, desarrolló entonces una lista de cualidades similares a todos aquellos que a Maslow le parecían personas auto-actualizadas.
De manera general, son personas centradas en la realidad, lo que significa que pueden diferenciar lo que es ficticio de lo que es real y genuino. También, centradas en el problema, es decir, que enfrentan los problemas de la realidad en virtud de sus soluciones, no como problemas sin salida o ante los que se someten. Además, creen que los fines no necesariamente justifican los medios; que los medios pueden ser fines en sí mismos y que los medios son con frecuencia más importante que los fines. 

Los auto-actualizadores parece que poseen también una manera peculiar de relacionarse con los demás. En primer lugar, tienen necesidad de privacidad, y se sienten cómodos estando solos. Son relativamente independientes del entorno, apoyándose más en sus propias experiencias y juicios. Así mismo, no son susceptibles a la presión social, de hecho, inconformistas en el mejor sentido.
Y disfrutan de las relaciones personales íntimas con pocos amigos cercanos y miembros familiares, más que un montón de relaciones superficiales con mucha gente. 
Maslow también observó que en su búsqueda de sentido tienen un sentido del humor no hostil, prefiriendo las bromas a costa de sí mismos o de la condición humana, pero nunca dirigida a otros. Poseen además, la cualidad de aceptación de sí mismo y de los demás, lo cual implica que prefieren aceptar a las personas como son, más que querer cambiarlas. La misma actitud la tenían consigo mismos: si tenían alguna cualidad que no fuese dañina, la dejaban estar, incluso aunque fuese una rareza personal. En consonancia con esto surge la espontaneidad y simplicidad: ellos prefieren ser ellos mismos antes que pretenciosos o artificiales. 
 Como última característica, remarcar una tendencia a vivir con mayor intensidad las experiencias que el resto de las personas. Una experiencia cumbre, como le llama el autor, es aquella que te hace sentir como parte del todo, como una unidad completa. Estas experiencias tienden a dejar una huella sobre las personas que las viven, cambiándoles a mejor. También han sido llamadas experiencias místicas y constituyen parte importante de tradiciones filosóficas, como el Taoismo. En resumen, se podría decir, que la persona en este estado autorrealizado, se encuentra más dispuesta a sentir que la vida en general, merece la pena, aún cuando normalmente sea vulgar o insatisfactoria. Desde el momento que se ha adquirido la existencia de la belleza, sinceridad, diversión, bondad, verdad y plenitud, la vida misma se ha justificado. 
De hecho, Maslow cree que mucho de lo malo que hay en el mundo actualmente viene propiciado porque no nos ocupamos demasiado de estos valores. No somos infelices porque seamos malas personas, sino porque ni siquiera tenemos nuestras necesidades básicas cubiertas. Cuando un auto-actualizador no llena estas necesidades, responde con metapatologías, una lista de problemas tan largo como la lista de necesidades. Para resumirlas, se podría decir que cuando nos vemos forzados a vivir sin estas necesidades, somos más susceptibles de desarrollar depresión, invalidez emocional, disgusto y un cierto grado de cinismo. 
Contemporáneos a Maslow, una serie de figuras intentaron acercarse al Ser en una aproximación diferente de la ortodoxia freudiana. Carl Gustav Jung tuvo un gran interés en el estudio de la espiritualidad humana y su afán por autodesarrollarse desde la creatividad y el arte, Alexander Lowen reivindica con profundidad la importancia del cuerpo en la psicoterapia o Victor Frankl incansable en la búsqueda del sentido de la existencia para lograr un mayor bienestar. 
Desde diversos caminos, pero todos ellos tenían el impulso de conseguir una mayor integración del ser humano, considerando los diferentes niveles de actuación y conciencia: el cuerpo físico, las emociones, la mente y lo espiritual. De hecho, la psicología humanista parte desde un reconocimiento del cuerpo como una fuente válida de mensajes acerca de lo que somos, hacemos y sentimos, así como medio de expresión de nuestras intenciones y pensamientos. Funcionamos como un organismo total, en que mente y cuerpo son distinciones hechas sólo para facilitar la comprensión teórica. Se integrarán ambas partes no sólo desde lo vivencial sino también desde un pensamiento estructurado y teórico que puede armonizar nuestra existencia. En este nivel, quizás Eric Berne con su contribución del desarrollo del Análisis Transaccional, ha conseguido enmarcar teóricamente un trabajo humanista con seriedad y sencillez.

En el final de su andadura Maslow percibió que la tendencia en el curso de nuestra autorrealización es ir alcanzando cada vez niveles de conciencia más evolucionados. Esta escalada evolutiva nos hace ser más integradores en el direccionamiento hacia la totalidad que somos. La trascendencia del ego implícita en este proceso nos hace al mismo tiempo considerarnos como únicos e irrepetibles. Posiblemente, para llegar a conseguir estar más cerca de nosotros mismos, la espiritualidad sea una herramienta a considerar con más atención y respeto, en el entendimiento de la relación del individuo con el universo que le rodea.

sistémica: tomar y agradecer

Cerramos los ojos y nos centramos.
Nos vemos como hijos
de nuestra madre y nuestro padre.
Los miramos con todo recogimiento,
con la mirada de niños pequeños hacia sus padres.
Con mirada amplia,
y con un amor increíblemente profundo.
Sentimos la mayor entrega
que jamás hayamos experimentado.
Era esa mirada de nuestra madre y nuestro padre antes de que se pusiera algo en medio.
Volvemos ahora a ese primer amor.

Miramos a los padres y vemos detrás a sus padres, y allá detrás a los padres de los abuelos, y sus padres, muchos, indefinidamente, hasta el principio.
A través de todas esas generaciones la vida fluye hasta nuestros padres, y, a través de ellos hasta nosotros. Es la misma vida.

Todo lo que es transmitido y recibido, todo está perfectamente hecho. Nadie puede añadir nada. Nadie puede quitarle nada. La vida fluye en su abundancia a través de todas esas generaciones.

Para nuestra vida no hay ninguna diferencia, cuales hayan sido los detalles, si fueron buenos o si fueron malos, si fuimos estimados o despreciados.
Al servicio de la vida, todos fueron igualmente buenos.
Así la vida alcanzó a mi madre y a mi padre y a través de mi madre y de mi padre llegó hasta mi.

Ahora abrimos nuestro corazón y nuestra alma a la abundancia de la vida, para que nos alcance a través de nuestra madre y de nuestro padre. Les decimos:

"Gracias. Lo tomo todo de vosotros, a su precio completo, a lo que os ha costado y que a mi me cuesta. Lo sujeto todo firmemente en vuestra honra. Y me entrego a su abundancia en lo que por circunstancias yo también se y tengo permiso de transmitir."

Entonces nos apoyamos en nuestros padres de los que hemos tomado enteramente la vida. Miramos hacia delante y después la damos, como siempre: a nuestros hijos, a nuestros nietos, a muchas generaciones que vienen detrás de nosotros. O, si no tenemos hijos, se la damos de otra manera al servicio de la vida. La vida fluye a través de nosotros y sigue después de nosotros.  Estamos profundamente vinculados con ella. 

Y así, la vida fluye.

Te recomiendo ver el siguiente video:  http://youtu.be/_1p-13mFcF4

bioenergética: la crisis del cambio

Esta crisis es una feliz oportunidad para regresar a lo que es de verdad esencial: nuestra propia humanidad.
En nuestros días el crecimiento artificial jalonado por la invasividadd de la competencia y de la guerra, se congela de nuevo cmo diciéndonos que la contracción es sólo aquelllo que sucede a a expansión. En las crisis despertamos, de las emergencias emergemos.

Si no nos resistimos al cambio podemos realmente crecer. ¿Qué ocurre si no nos resistimos a contraernos? Tal vez así la crisis podrá convertirse en una preciosa oportunidad para regresar a nosotros mismos. A través de esee ocaso, reconocer la belleza de nuestra noche interna. Estamos a tiempo para concebirnos de nuevo, para reinventarnos. En esta contracción puede suceder lo qu de veras vale para Ser: una expansión interior.

Si después de cada ezpansión el corazón no se pudiera contrarer no sería posible nuestra vida. Si en la matriz del caos no se gestara el nuevo orden, la evolución no sería posible. Regresar por los caminos recorridos, para encontrar adentro el lugar donde un día nos perdimos, es ahora necesario.

Perdimos el contacto con lo esencial cuando confundimos ser y tener, vivir y consumir, existir y cosechar. Perdimos el rumbo cuando nuestro intelecto se alejó de nuestro cnetro y sin corazón, nuestro crecimiento fué tan externo como peligroso.

Más tarde o más temprano, siempre regresamos sobre nuestros propios pasos. Cada paso es una huella, un surco en la tierra de la vida donde sembramos las semillas de nuestras acciones. Y ¿qué hemos sembrado?
la ilusión de una libertad sin responsabilidad. El espejismo de la exclusividad. La confusa idea de ser para tener, que nos ha llevado a la ilusión de creer que es esencia la apariencia.

hemos sembrado la semilla de la posesividad y nos hemos perdido la cosecha de la fraternidad. Sembramos para saciar nuestros sentidos y cosechamos el vacío de sentido. Hemos de cultivar la tierr de nuestras relaciones humanas pues de ella nace toda economía.

Es tiempo de aprender el vuelo del alma humana para contemplar la unidad del plan del que somos parte. Cultivar en presente la confianza para que en el horizonte de la vida se dibuje un nuevo amanecer.

No temamos, no nos caeremos de nosotros. A lo mejor tocamos fondo pero no hay nada más peligroso que las olas superficiales cuando no tenemos el ancla del ser en el fondo de nosotros mismos y regresar a la tierra, a la madre, a la a luz interior de nuestro recóndito fuego. Encontrar la belleza sencilla de lo esencial.
Se puede ganar perdiendo. Se puede perder ganando. Cuando no nos resistimos a perder el lastre del no ser, revelamos la alegre y sencilla levedad del Ser.

     Jorge Carvajal

humanista: la aportación de Eric Berne

El Análisis Transaccional  refleja la realidad de la experiencia humana, en la que dependiendo del grado de autonomía, podemos hablar de un destino que guía nuestras vidas, o de una vida que en gran parte puede construir su destino. Lo que nos ofrece el AT es un modelo de comprensión  y de ayuda del ser humano, contemplando las situaciones vitales más desorganizadas al mismo tiempo que aquellas que caracterizan su existencia autónoma y creativa. Desde su enfoque humanístico, los cambios se realizan de dentro a fuera siempre teniendo como aliado a la parte adulta del individuo para fijar metas.

El AT es un modelo de aprendizaje que reemplaza el concepto de enfermo mental por el de persona que necesita una diferente manera de ser integrada tanto internamente como socialmente. Es también un modelo sencillo de exponer en su diálogo terapéutico, objetivo, preventivo y efectivo por facilitar fácilmente la comprensión de la conducta propia y ajena aplicando las técnicas pertinentes para el cambio.

Eric Berne en su teoría de guión, en su modelo de estados del yo o en la teoría de los juegos psicológicos, se refería como un método fenomenológico pues fue elaborado a partir de su práctica clínica. Quizás ha sido posteriormente que se han propuesto visiones más existenciales que han ampliado sus orígenes con respeto y el mismo dinamismo creativo que su creador proponía. Entre ellos, están las últimas aportaciones de Cornell (1988) desde una perspectiva del desarrollo, Grégoire (2004/07) sobre los estados del yo como depositarios de comportamientos evolutivos y no sólo repetitivos. Más recientemente, Gloria Noriega (2008) introdujo el concepto de guión transgeneracional creando un puente entre el modelo berniano y la concepción sistémica de Bert Hellinger de asuntos familiares que se repiten en una cadencia inconsciente.

El dilema principal que subyace en el pensamiento berniano, como indica Lluis Casado, es el debate entre el guión limitador del individuo y la autonomía, el objetivo del crecimiento y por supuesto, de la psicoterapia, en la que la persona se libera  para vivir su vida en libertad. 

La terapia transaccional es contractual, los objetivos se fijan de común acuerdo ente paciente y terapeuta, entendiendo contrato como una meta objetiva de cambio positivo de conducta. ¿ cómo se superan las resistencias al cambio? Hay varias formas. Una es realizando diálogos entre los distintos estados del Yo sobre el contrato, buscando las intenciones positivas debajo de las resistencias. O bien, dando permisos para desobedecer ciertos mandatos prohibitivos. 


Un método claro para el diágnóstico, respetuoso con las necesidades de cambio y fortalecedor de los potenciales presentes o latentes de cada individuo por lo que es.