18 marzo 2012

humanista: el arte como autoconocimiento

El Ser Humano ha usado el arte como modo de expresión antes incluso de que apareciera el lenguaje verbal. Las antiguas tribus africanas lo han utilizado en rituales de curación y los psicoterapeutas actuales han visto en el proceso artístico una forma de expresar sentimientos y conflictos internos. La Asociación Americana de Terapia Artística define el arteterapia como " una profesión que utiliza el arte, las imágenes, el proceso creativo y las respuestas del individuo antes sus creaciones como reflejos de su desarrollo, habilidades, personalidad, intereses, preocupaciones y conflictos internos".
Se trata de encontrar reconciliación, fomentar la autoconciencia, desarrollar habilidades sociales, manejar conductas adecuadamente, resolver problemas, reducir la ansiedad, ayudar a orientarse hacia la realidad e incrementar la autoestima.
El arte supone una forma fácil y cómoda de bucear en nuestro interior, para poner los conflictos fuera y manejarlos de un modo indirecto, transformandolos de una manera creativa. Todos tenemos la capacidad de crear, lo único que tenemos que hacer es encontrar la forma más apropiada para cada uno.
Existen dos maneras de llevar a cabo este tipo de herramienta terapéutica: libre y estructurada. La terapia libre consiste en dejarnos llevar y crear lo primero que parezca en nuestra mente sin ni siquiera saber qué es lo que estamos haciendo hasta que lo hemos terminado. En esta vía abrimos las puertas del inconsciente y dejamos que afloren a la conciencia. También es un buen método para incrementar la expresión de la creatividad en general. La terapia estructurada se basa en materiales específicos, con el fin de trabajar ciertos aspectos o profundizar en ellos. El terapeuta puede pedir al paciente que cree varias máscaras que reflejen facetas de su personalidad, que dibuje los sentimientos que experimenta ante una determinada enfermedad, etc. El doctor Siegel, por ejemplo, le pide a sus pacientes que creen imágenes relacionadas con su tratamiento para descubrir de este modo cuáles son sus creencias acerca de la terapia y cómo están afectando a los resultados.
  
El arte también es un excelente medio como apoyo en tratamiento de diversas enfermedades físicas. Se ha utilizado en casos de cáncer, SIDA, adicciones, traumas de apego, duelo, enfermedad mental, etc. pues los problemas emocionales emergentes en estos estados son varios y según la etapa de la enfermedad desbordantes. Según estudios realizados, el arte ayuda a modular al sistema nervioso autónomo, sistema hormonal, así como neurotransmisores asociados. Del proceso artístico se deriva un cambio en la actitud, la percepción del dolor, consiguiendo llevar a la persona desde un estado de estrés o un estado de mayor relajación y por lo tanto, de mayor integración. En el caso del autismo, por ejemplo, se encuentra en el arte un modo de interaccionar y así acceder a la comunicación. Su creación es la grieta a través de la cual el terapeuta logra alcanzar el solitario mundo del autista, quien se siente seguro en este marco artístico: un lugar donde todo puede ser predecible y las fronteras están establecidas. Poco a poco, ayudará a explorar el espacio y desarrollar otras formas de representación e incluso de comunicación.

07 marzo 2012

sistémica: ¿qué se consigue con una constelación?

Las constelaciones familiares son una terapia grupal orientada a buscar soluciones en el contexto familiar y laboral. La tendencia natural de un paciente o un consultante es la de buscar el problema más que la solución. Parece ser que hay como un gusto patológico en recrearse en los problemas. Si se mira demasiado el problema se deja de ver la solución. Sin embargo, es necesario aclarar que la solución no tiene que ser la desaparición del conflicto sino una comprensión distinta del mismo, un reconocimiento de lo que es desde una visión diferente de los hechos.

El primer objetivo consiste en centrar a la persona en lo que realmente necesita, pues muchas veces para evitar el problema principal se pierde en problemas secundarios. Generalmente esto se consigue mediante un diálogo respetuoso y directo, sin dejarnos seducir por el dolor, por el contrario antes que mi compasión le ofrezco mi respeto, a través de la intuición y de la información que da respecto de su familia, un problema laboral en realidad esconde un conflicto de grupo familiar, un problema de celos es la transmutación de abusos en la infancia, etc. Cada caso es único, no hay estereotipos para explicar el dolor de los pacientes. 

Cuando se pone en marcha el proceso de ir poniendo orden en la vida, respetando las leyes del sistema, como la pertenencia y la lealtad, vamos encontrando un lugar que nos corresponde verdaderamente en el entramado de las relaciones. Con esa concordancia se vive el primer atisbo de paz.

Las soluciones no siempre tienen que ser de orden racional. Muchas veces, hay que hablar un discurso diferente del que estamos acostumbrados, porque es evidente que el discurso no ha funcionado de lo contrario no estariamos solicitando ayuda. Suele ser difícil “desprogramar” ese discurso sobre los problemas, pues algunos de ellos han hecho una maestría, sin saberlo, sobre sus dificultades, es decir, son expertos en su dolor. El trabajo consiste en hacernos expertos en la solución y repito, muchas veces la solución no es de orden racional.

06 marzo 2012

transpersonal: la experiencia perinatal

Puesto que bajo circunstancias ordinarias no recordamos los detalles de nuestro nacimiento, la mayoría de profesionales tienen dificultades a la hora de aceptar que puedan ser psicológicamente significativos. Sin embargo, investigaciones recientes han confirmado y posteriormente desarrollado, las ideas originales del discípulo de Freud, Otto Rank, sobre el importante papel que el trauma del nacimiento y las influencias prenatales, tienen sobre la vida humana.

A medida que los estados no ordinarios de conciencia se hacen más profundos, las experiencias normalmnete se desplazan más allá de la biografía postnatal hacia dos aspectos críticos de la vida humana: su inicio y su fin. A nivel perinatal, el nacimiento y la muerte están íntimamnete ligados, lo que parece reflejar el hecho de que el nacimiento humano es un acontecimiento difícil y potencialmente amenazador para la vida. Cuando alguien revive el recuerdo del nacimiento, a menudo afronta formas extremas de temor a la muerte, pérdida de control y locura, a causa de ello puede comportarse de un modo desacostrumbrado y dar la sensación de estar en un estado semejante a la psicosis.

Cuando el material del nivel perinatal del inconsciente se presenta en la conciencia, las personas se sienten preocupadas por la muerte.Dichas experiencias alternan o incluso coinciden con una intensa lucha por nacer o liberarse de una forma muy incómoda de confinamiento. En esta situación, podemos revivir el trauma del nacimiento biológico. Sin embargo, este proceso puede experimentarse también como un nacimiento espiritual, una poderosa apertura mística y una reconexión con lo divino.

En tales experiencias a menudo se entrecruzan motivos mitológicos del inconsciente colectivo, que C.G.Jung describió como arquetipos. El simbolismo concreto asociado con estos temas arquetípicos puede provenir de cualquier cultura del mundo y no está limitado en modo alguno al conocimiento intelectual previo del tema. El nivel perinatal del inconsciente representa por tanto la frontera entre el inconsciente colectivo e individual.

Una vez se activa el nivel perinatal, se inicia un complejo proceso psicológico de muerte y renacimiento que incorpora distintas pautas de experiencia caracterizadas por emociones , sensaciones físicas e imágenes simbólicas específicas. Un exámen más detallado revela que dichas pautas están vinculadas a las fases del nacimiento biológico, desde el estado que precede al parto hasta el momento de emerger al mundo.

Stanislav Grof

bioenergética: la belleza de la autorregulación

El cuerpo humano como organismo vivo, trata en todo momento de encontrar un equilibrio interno que le permita mantener y desarrollar su propia vida. Dado que estamos sometidos a muchos estímulos, sean internos o externos, de naturaleza psíquica o física, el movimiento y el cambio son constantes en el organismo. Bostezamos cuando estamos cansados o aburridos, suspiramos tras aguantar alguna situación, lloramos cuando estamos en contacto con una situación o memoria que nos entristece, etc. Estos actos sencillos y cotidianos, se rigen por un deseo o necesidad de equilibrio interno. A veces, la expresión intensa de este deseo se manifiesta en diversos síntomas, que acostumbramos a ver como algo negativo, sin reparar en el papel que juegan en el reajuste corporal.

Cuando la atención consciente se dirige simplemente hacia el movimiento espontáneo, el organismo recupera una sensibilidad que le es propia. Podemos entonces apreciar en una forma más directa el estado real del cuerpo, su necesidad y sus deseos. Sentimos cada vez más la fluidez o el bloqueo del movimiento interno, sea a través de la respiración, la tensión muscular, la imaginación o el pensamiento. A la vez surge la necesidad de recuperar una mayor fluidez allí donde sentimos bloqueo.

El cuerpo se autorregula, lo hace constantemente. La expresión de esta capacidad proporciona elasticidad interior, un amplio poder de contracción y distensión tanto muscular como emocional. Esta dinámica saludable genera kálos, la belleza y el orden propios de la inteligencia poiética. A partir de este vocablo griego nos adentramos en lo hermoso cualificado también como noble, honesto, en un contexto de placer y felicidad. Desde la práctica a la teoría, transitamos la percepción corporal para llegar al ser, a la abstracción mental que nos ayuda a repetir la experiencia en otros contextos.

Ahora, desde mi experiencia, elaboro un cuerpo teórico que me dará soporte en la enseñanza, en el acompañamiento terapéutico. A lo largo de mi vida, he transitado diversos caminos en relación a lo corpóreo y por lo tanto, de sus emanaciones emocionales. A través de la danza, he experimentado como el cuerpo adquiere conciencia postural y un control primario donde la emoción y los pensamientos afloran desde dentro. En mi experiencia a través del masaje y otras técnicas manuales observo cada día como se despierta un potencial de escucha corporal que va más allá de la mente, donde el cuerpo entra en diálogo íntimo con el estímulo externo. En el camino de la bioenergética, he vivenciado que cualquier sufrimiento surge del espejismo de la distancia, que genera gradualmente miedo y odio hacia uno mismo y como consecuencia la fragmentación, la enfermedad como ausencia de amor. Las palabras de Dussel concretan esta dinámica con gran sabiduría: “sólo el que ha vivido la proximidad en la justicia y la alegría satisfaciendo su deseo, toma a cargo su responsabilidad de los iguales”.

La atención a los cambios del cuerpo, la escucha de diferentes modos de mover y articular, la exploración de ritmos, espacios y fuerzas variadas crean múltiples combinaciones de trabajo. Todas ellas, nos llevan a la integración de las diversas partes que nos conforman, la integración en el universo propio de dentro afuera y de afuera a dentro. El pulso de la vida que nos recuerda inconscientemente, cuál es el camino.
El cuello y la pelvis son dos puntos cruciales, importantes centros propioceptivos. Desde el cuello conectamos la mente al cuerpo y a las emociones. En nuestro sacro, que como el propio nombre indica es un lugar sagrado, el sagrario dentro de nuestro cuerpo, donde reside la fuerza creativa en su expresión más vital, pues desde ahí surge la nueva vida. Sin embargo también residen tabúes, condicionamientos sociales, bloqueos que un día se instauraron a raíz de los mecanismos de defensa aprendidos.

Y desearía acabar hablando de lo que constituye el inicio de cualquier trabajo desde el cuerpo. La importancia de la raíz, para asegurar un terreno de seguridad, de confianza en lo que me rodea y en mi mismo. Desde la conciencia de la raíz todo se construye, todo finalmente se diluye en la expresión última del potencial de cada ser humano. Raíz, sacro, cuello, tres puntos que servirán de apoyo a la forma de cada individuo, cada uno en su historia personal y en su momento preciso. Qué maravilla la perfección del cuerpo tal y como es! Los pilares corporales nos acercan a la dualidad, la polaridad en la que nos tenemos que aprender a manejar, la unión a la tierra y la abertura hacia el cielo, el espacio. Finalmente, todo confluye en un único punto, que soy yo mismo, que también es el otro como expresión de la misma fuerza vital. El uno en nuestro centro, la unicidad en la memoria corporal resonando con todo.