06 agosto 2013

humanista: construcción de una nueva imagen en los trastornos de alimentación



“Lo que siempre busca el artista es el modo de existencia donde alma y cuerpo formen una unidad indivisible, donde lo externo exprese lo interno, donde la forma revele” O. Wilde



Las personas anoréxicas y/o bulímicas no perciben el cuerpo, la mente y el espíritu como unidad, tienen una relación distorsionada con su propio cuerpo. Lo desconocen porque en realidad no quieren percibirlo y a menudo llegan a despreciarlo. El trabajo regular de percepción corporal ayuda a que aprendan a escucharse, a percibir las distintas regiones corporales y las sensaciones asociadas en sus matices positivos y negativos. En el grupo redescubren la sensualidad, en su sentido más amplio y experimentan vivencias corporales de atracción y repulsión, incluso la amenaza y el temor. 
Por otro lado, la figuración creativa es una actividad que puede contribuir notablemente a la consolidación del yo, especialmente importante en la adolescencia que es cuando existe mayor incidencia de la enfermedad. Al expresar mediante formas y colores los conflictos internos, con frecuencia actúan más libres de angustia que en un diálogo hablado. Además, la contemplación posterior de la imagen estimula la facultad propioceptiva al tiempo que se fomenta una mayor receptividad hacia los demás.
       Una dinámica enriquecedora del taller de arteterapia es utilizar el mayor abanico de posibilidades creativas para poder acceder a todo tipo de intereses y personalidades. Desde el movimiento a la plástica, de la plástica a la escritura creativa, de la escritura a la dramatización y así sucesivamente encontrando el hilo conductor de los episodios conflictivos en cada participante.        

La propiocepción es la capacidad del cuerpo de detectar el movimiento. El sistema proprioceptivo está compuesto por una serie de receptores que están en músculos, articulaciones y ligamentos. Se encargan de detectar el grado de tensión y estiramiento muscular.
Para detectar y discriminar entre los diferentes estímulos ambientales o bien del interior del cuerpo, los estímulos deben convertirse desde sus diferentes formas de energía al lenguaje de las señales nerviosas. Esta conversión tiene lugar en las células receptoras sensoriales. El efecto final de estimular un sistema sensitivo es el producir una repuesta comportamental del organismo. Pero, ¿cómo sabemos cuándo y cuánto movemos nuestros músculos? El control motor es resultado de una compleja interacción entre la motivación, el entrenamiento y los factores sensoriales. Es necesaria la información sensitiva para ayudar al control del movimiento y de la postura para realizar los ajustes pertinentes a los cambios y llevar a cabo una adecuada adaptación en cada situación.
En una persona anoréxica con cuadros de hiperactividad y con supresión de las vías sensoriales debido a la restricción, es importante volver a reestablecer la sensación consciente del movimiento. El carácter enfermizo provoca que pese a la práctica desaparición de la musculatura siga esforzándose al máximo. En vez de tomar como señales de alarma los mareos, los episodios de debilidad o los escalofríos, prefieren ignorarlos e incluso sirven de pretexto para una mayor actividad de entrenamiento. Otros temas asociados son, entre otros, la competitividad, que dificulta el trabajo en equipo, y la autoexigencia, que impide el disfrute de la actividad de una manera lúdica y respetuosa.
En la bulimia, debido a la sensación de insaciedad y vacío se pierde la conexión con las necesidades del cuerpo y fácilmente abandonan el cuidado del cuerpo por cuadros de ansiedad y depresivos. Entonces, la apatía se entremezcla con la culpabilidad y no encuentran la motivación para otro tipo de estímulo que el que ya conocen.

Algunos factores que se pueden mejorar con un entrenamiento propioceptivo durante una sesión de trabajo corporal consciente son:
-la capacidad de mantener el equilibrio.
En un cuerpo alineado y en equilibrio es más fácil estar abierto a diferentes propuestas y la adquisición de lo nuevo se vivencia con mayor facilidad.
-el sentido del ritmo.
El ritmo es la base de la vida, los ciclos los encontramos en todo movimiento de la Naturaleza; encontrar y poder disfrutar del propio ritmo se convierte en un reto que aumentará el grado de autoconocimiento y por lo tanto, de aceptación de sí mismo.
-la capacidad de orientarse en el espacio.
Para una persona con baja autoestima es difícil habitar el espacio que le rodea con seguridad y plenitud. Al trabajar referencias espaciales como ejes, distancias y el propio peso, como elemento de gravedad que orienta en el espacio, se comienza a tener más confianza en el espacio vital que todo ser humano tiene derecho a ocupar y a reclamar.
-la respuesta de relajación de los músculos.
Los ciclos de tensión-distensión permiten encontrarse en un espacio donde los pensamientos y las emociones fluyen de una manera más adecuada, donde la relajación ofrece la posibilidad de ser observador del propio problema y aprender a discernir con más facilidad.
Este trabajo debe ser desarrollado con técnicas suaves y adaptadas a cada caso. También se han obtenido buenos resultados con el apoyo de la kinesiología aplicada en la sesión de arteterapia, favoreciendo la integración hemisferial y sensitiva.

La interacción entre la persona y su creación permite su posicionamiento y ofrece la posibilidad de escoger entre las diferentes maneras y distancias para observar y ser observado. Las creaciones de gran formato, bien sean realizadas en la pared o en el suelo, colocan al paciente en un nivel semejante en cuanto al espacio que ocupan. Una propuesta de encuadre fenomenológico es dibujar la propia silueta para poder reconocer la posible distorsión con la realidad. Sin embargo, esta curva cerrada al mismo tiempo se puede abordar como un territorio metafórico de creación libre donde colocar objetos personales, memorias simbolizadas en fotografías, cartas, letras de canciones, libros que han marcado una época, etc., para reconocer la riqueza del universo personal.

Es importante explicarles la imposibilidad de transformar su silueta sin límites y al mismo tiempo valorar sus virturdes.  La composición original puede llevar a modelos más humanos así como a modelos de belleza femeninos y también masculinos, que después serán comentados y reelaborados. Por otro lado, los murales temáticos ayudan a concretar las visiones idealizadas en grupo y a poder acceder a una mejor comprensión del propio cuerpo y su funcionalidad, valorar sus características físicas y psicológicas.





 


El conocimiento de nuestro cuerpo nos permite utilizarlo de manera más armónica. Este conocimiento tiene un profundo efecto psicofísico en nuestra capacidad de organización y comunicación, así como en el desarrollo de nuestras potencialidades expresivas. En esta línea, el trabajo propuesto por Bonnie B. Cohen, llamado Body-Mind Centering (BMC), se ocupa de la vivencia del cuerpo desde los sistemas fisiológicos y desde patrones neurológicos básicos. En los talleres grupales estos principios de integración somática se aplican desde la improvisación para abordar el cuerpo tanto en sus aspectos estructurales como en los funcionales y creativos. Alrededor de su experiencia en relación al cuerpo Cohen dice “ el cuerpo es un territorio vivo y cambiante. Los mapas son las traducciones de la experiencia percibida y compartida con otros. Somos a la vez, el objeto de estudio, el estudiante y el maestro”. Visto de esta manera, podemos además sumergirnos en una lectura subyacente teniendo en cuenta los mapas corporales, para profundizar en la metáfora de cada problema físico reflejada en la creación. El transito desde la expresión corporal a la plástica y de la plástica a un movimiento más consciente permite navegar en el ser interior desde la seguridad hacia la libertad.

Siguiendo un modelo de bienestar basado en la creatividad y la comunicación podemos ayudar a adquirir una mayor conciencia y responsabilidad con la enfermedad. El masaje y dinámicas a través de juegos, empleando la respiración consciente y otros ejercicios energéticos pueden aportar experiencias táctiles seguras, nutritivas, dar un sentido más acertado de los límites del cuerpo. Este aspecto es muy importante a ser trabajado en los trastornos de alimentación porque la vinculación se realiza a menudo de un modo simbiótico, tendencia adquirida desde la relación parental. Además, según vamos conociendo mejor las fronteras de nuestro cuerpo, tenemos más posibilidades de protegernos de las influencias nocivas de los demás. El tacto afectivo compartido entre amantes, familiares o amigos podrá expresarse con más facilidad y disfrutarse con más plenitud. Como dice el investigador Saul Saunberg “el tacto es diez veces más poderoso que el contacto visual o verbal”. Es la base de la auto-protección, aumentando consecuentemente la sensación de seguridad

            Los niños y los adolescentes suelen usar el arte de forma espontánea. Los adolescentes pueden servirse del arte para superar esa difícil etapa en la que están descubriendo y contrastando su propia identidad. Muy probablemente están transmitiendo mucha información acerca de sus estados internos mediante los dibujos que realizan. Es por esta vía por la que tendremos que acceder en muchas ocasiones, porque como dice el psiquiatra Jean-Pierre Klein, sería absurdo esperar un enunciado del tipo “yo quiero curarme” porque aún está intentado definir su “yo” y sus deseos son ambivalentes. Se han de respetar sus defensas y evitar enfrentarse a sus resistencias, planteando un contexto creativo en tercera persona, para que el adolescente que afirma: “no me gusto” “estoy harto/a de mí mismo/a” llegue a reconciliar las diferentes partes dentro de sí que se encuentran en una relación conflictiva. Se puede proponer actividades como la elaboración de un personaje, el modelado en barro, ambas como proyección de su mundo interno, o también la percusión, con el propio cuerpo o con objetos, que ponen en la escena del taller actos, que por una vez, no son destructores.

            El ayuno fanático, el vómito provocado y la consiguiente alteración en la masa corporal, no son más que síntomas del cuadro visible de la enfermedad. Este comportamiento externo responde a un fuerte angustia interior, expresión de una serie de problemas psíquicos.
            Las personas anoréxicas y/o bulímicas luchan contra su propia corporeidad empleando los medios más brutales, a veces destructivos. Paradójicamente, hacen del cuerpo un factor dominante. Sabiendo que nuestro cuerpo es un instrumento maravilloso que nos permite aprender en esta vida, desde el arte podemos derivar esta tensión hacia un trabajo más inclusivo de pensamientos y emociones reprimidas. Un ejemplo sería la construcción de su reloj de vida para ver el pasado de un modo nuevo, crear alrededor de la rabia y el miedo para poder perdonar o buscar el propio significado del amor para construir una visión positiva del futuro. Todo en un contexto transformador y a su vez, potenciador de las emociones positivas. Martín Seligman, precursor de la psicología positiva, se convenció de que la educación es mucho más que la corrección de defectos, se trata de reconocer y fomentar sus valores. De este modo, no nos podemos limitar a estudiar las debilidades y los traumas, sino también ocuparnos por la felicidad y las capacidades.
Con el arteterapia podemos ayudar a estos jóvenes a construir una personalidad más integrada, un carácter positivo, que hace que merezca la pena vivir la vida. La persona con trastorno de alimentación cae recurrentemente en el obstáculo del victimismo, afianzándose en el arquetipo del huérfano por no tener los recursos pertinentes. Por ello, es muy importante potenciar la seguridad y la identidad en su territorio interior. Aunque la enfermedad surge como medio para reclamar cuidados y afecto, comúnmente en familias desestructuradas donde la comunicación no fluye fácilmente, sabemos que no siempre somos más felices por recibir, sino también por disfrutar en el acto de dar. Una comprensión más profunda aparecerá como consecuencia de acciones positivas al contactar con la propia autenticidad, con el dominio del corazón en el ritual creativo del dar y recibir.



El acercamiento posterior a la creación puede ser arduo dependiendo de la conciencia de la enfermedad que tenga la persona. La resistencia al cambio es alta en los primeros estadios. Sin embargo, en el arteterapia partimos de la hipótesis de que la intervención no ha de resolver, sino que  ha de ayudar a superar el enfrentamiento por medio de una forma y un contenido. Como diría el dramaturgo e investigador Grotowsky, la experiencia de lo “vivo” es la pregunta, mientras que la creación es la respuesta. La creación en terapia, acto y resultado, permite la transformación profunda del sujeto para que construya poco a poco su propia cosmogonía, se construya como autor de su propio destino.

           Una de las principales características en las enfermedades mentales es la disociación entre mente y cuerpo. Toda fragmentación es causante de enfermedad. Por lo tanto, un aspecto siempre importante es considerar la obra como una totalidad artística y no como una reunión de partes. Crear un conjunto, cuidar su integridad artística y su expresividad. La palabra, el sonido, el color y el movimiento contribuyen a la totalidad y la unicidad de una forma artística coherente. En las palabras del físico premio Nóbel W. Heisenberg “separar las partes del todo constituye un error esencial, la realidad se encuentra en la unidad y la complementariedad”. La dirección es rescatar la integridad, avanzar en un proceso de síntesis, en el que la dimensión molecular, emocional y mental son notas de la misma sinfonía.





El intelecto es una conquista maravillosa y corresponde a un paso importante en el proceso evolutivo, sin embargo considerar que es quien nos define como humanos es uno de los errores más peligrosos y extendidos. Un error del que estamos despertando a gran escala. Cada vez hay una mayor penetración en la opinión pública, así como a nivel académico, de la idea de que es la inteligencia emocional, la que determina nuestra capacidad de relacionarnos, adaptarnos y ser felices. Uno de los efectos de un intelecto disociado del corazón es la enfermedad mental. La solución esta en despertar a esta nueva conciencia. Despertar es reclamar ese potencial humano infinito que nos aguarda cuando abrimos el corazón. El corazón sólo tiene cerradura, la llave sólo la tiene, sólo la ha tenido y sólo la puede tener el dueño, el propio paciente. El arte es una vía directa al corazón. El arte es una magnífica herramienta de catalización, ya que no todas las emociones se comunican a través de la palabra.