“Lo que siempre busca
el artista es el modo de existencia donde alma y cuerpo formen una unidad
indivisible, donde lo externo exprese lo interno, donde la forma revele” O.
Wilde
Las
personas anoréxicas y/o bulímicas no perciben el cuerpo, la mente y el espíritu
como unidad, tienen una relación distorsionada con su propio cuerpo. Lo
desconocen porque en realidad no quieren percibirlo y a menudo llegan a
despreciarlo. El trabajo regular de percepción corporal ayuda a que aprendan a
escucharse, a percibir las distintas regiones corporales y las sensaciones
asociadas en sus matices positivos y negativos. En el grupo redescubren la
sensualidad, en su sentido más amplio y experimentan vivencias corporales de
atracción y repulsión, incluso la amenaza y el temor.
Por
otro lado, la figuración creativa es una actividad que puede contribuir
notablemente a la consolidación del yo, especialmente importante en la
adolescencia que es cuando existe mayor incidencia de la enfermedad. Al
expresar mediante formas y colores los conflictos internos, con frecuencia
actúan más libres de angustia que en un diálogo hablado. Además, la
contemplación posterior de la imagen estimula la facultad propioceptiva al
tiempo que se fomenta una mayor receptividad hacia los demás.
Una
dinámica enriquecedora del taller de arteterapia es utilizar el mayor abanico
de posibilidades creativas para poder acceder a todo tipo de intereses y
personalidades. Desde el movimiento a la plástica, de la plástica a la
escritura creativa, de la escritura a la dramatización y así sucesivamente
encontrando el hilo conductor de los episodios conflictivos en cada
participante.
La
propiocepción es la capacidad del cuerpo de detectar el movimiento. El sistema
proprioceptivo está compuesto por una serie de receptores que están en
músculos, articulaciones y ligamentos. Se encargan de detectar el grado de
tensión y estiramiento muscular.
Para
detectar y discriminar entre los diferentes estímulos ambientales o bien del
interior del cuerpo, los estímulos deben convertirse desde sus diferentes
formas de energía al lenguaje de las señales nerviosas. Esta conversión tiene
lugar en las células receptoras sensoriales. El efecto final de estimular un
sistema sensitivo es el producir una repuesta comportamental del organismo.
Pero, ¿cómo sabemos cuándo y cuánto movemos nuestros músculos? El control motor
es resultado de una compleja interacción entre la motivación, el entrenamiento
y los factores sensoriales. Es necesaria la información sensitiva para ayudar
al control del movimiento y de la postura para realizar los ajustes pertinentes
a los cambios y llevar a cabo una adecuada adaptación en cada situación.
En una
persona anoréxica con cuadros de hiperactividad y con supresión de las vías
sensoriales debido a la restricción, es importante volver a reestablecer la
sensación consciente del movimiento. El carácter enfermizo provoca que pese a
la práctica desaparición de la musculatura siga esforzándose al máximo. En vez
de tomar como señales de alarma los mareos, los episodios de debilidad o los
escalofríos, prefieren ignorarlos e incluso sirven de pretexto para una mayor
actividad de entrenamiento. Otros temas asociados son, entre otros, la
competitividad, que dificulta el trabajo en equipo, y la autoexigencia, que
impide el disfrute de la actividad de una manera lúdica y respetuosa.
En la
bulimia, debido a la sensación de insaciedad y vacío se pierde la conexión con
las necesidades del cuerpo y fácilmente abandonan el cuidado del cuerpo por
cuadros de ansiedad y depresivos. Entonces, la apatía se entremezcla con la
culpabilidad y no encuentran la motivación para otro tipo de estímulo que el
que ya conocen.
Algunos
factores que se pueden mejorar con un entrenamiento propioceptivo durante una
sesión de trabajo corporal consciente son:
-la
capacidad de mantener el equilibrio.
En un cuerpo
alineado y en equilibrio es más fácil estar abierto a diferentes propuestas y
la adquisición de lo nuevo se vivencia con mayor facilidad.
-el sentido
del ritmo.
El ritmo es
la base de la vida, los ciclos los encontramos en todo movimiento de la
Naturaleza; encontrar y poder disfrutar del propio ritmo se convierte en un
reto que aumentará el grado de autoconocimiento y por lo tanto, de aceptación
de sí mismo.
-la
capacidad de orientarse en el espacio.
Para una
persona con baja autoestima es difícil habitar el espacio que le rodea con
seguridad y plenitud. Al trabajar referencias espaciales como ejes, distancias
y el propio peso, como elemento de gravedad que orienta en el espacio, se
comienza a tener más confianza en el espacio vital que todo ser humano tiene
derecho a ocupar y a reclamar.
-la
respuesta de relajación de los músculos.
Los ciclos
de tensión-distensión permiten encontrarse en un espacio donde los pensamientos
y las emociones fluyen de una manera más adecuada, donde la relajación ofrece
la posibilidad de ser observador del propio problema y aprender a discernir con
más facilidad.
Este trabajo
debe ser desarrollado con técnicas suaves y adaptadas a cada caso. También se
han obtenido buenos resultados con el apoyo de la kinesiología aplicada en la
sesión de arteterapia, favoreciendo la integración hemisferial y sensitiva.
La
interacción entre la persona y su creación permite su posicionamiento y ofrece
la posibilidad de escoger entre las diferentes maneras y distancias para
observar y ser observado. Las creaciones de gran formato, bien sean realizadas
en la pared o en el suelo, colocan al paciente en un nivel semejante en cuanto al
espacio que ocupan. Una propuesta de encuadre fenomenológico es dibujar la
propia silueta para poder reconocer la posible distorsión con la realidad. Sin
embargo, esta curva cerrada al mismo tiempo se puede abordar como un territorio
metafórico de creación libre donde colocar objetos personales, memorias
simbolizadas en fotografías, cartas, letras de canciones, libros que han
marcado una época, etc., para reconocer la riqueza del universo personal.
Es
importante explicarles la imposibilidad de transformar su silueta sin límites y
al mismo tiempo valorar sus virturdes.
La composición original puede llevar a modelos más humanos así como a
modelos de belleza femeninos y también masculinos, que después serán comentados
y reelaborados. Por otro lado, los murales temáticos ayudan a concretar las
visiones idealizadas en grupo y a poder acceder a una mejor comprensión del
propio cuerpo y su funcionalidad, valorar sus características físicas y
psicológicas.
El
conocimiento de nuestro cuerpo nos permite utilizarlo de manera más armónica.
Este conocimiento tiene un profundo efecto psicofísico en nuestra capacidad de
organización y comunicación, así como en el desarrollo de nuestras
potencialidades expresivas. En esta línea, el trabajo propuesto por Bonnie B.
Cohen, llamado Body-Mind Centering (BMC), se ocupa de la vivencia del cuerpo
desde los sistemas fisiológicos y desde patrones neurológicos básicos. En los
talleres grupales estos principios de integración somática se aplican desde la
improvisación para abordar el cuerpo tanto en sus aspectos estructurales como
en los funcionales y creativos. Alrededor de su experiencia en relación al
cuerpo Cohen dice “ el cuerpo es un territorio vivo y cambiante. Los mapas son
las traducciones de la experiencia percibida y compartida con otros. Somos a la
vez, el objeto de estudio, el estudiante y el maestro”. Visto de esta manera,
podemos además sumergirnos en una lectura subyacente teniendo en cuenta los
mapas corporales, para profundizar en la metáfora de cada problema físico
reflejada en la creación. El transito desde la expresión corporal a la plástica
y de la plástica a un movimiento más consciente permite navegar en el ser
interior desde la seguridad hacia la libertad.
Siguiendo un
modelo de bienestar basado en la creatividad y la comunicación podemos ayudar a
adquirir una mayor conciencia y responsabilidad con la enfermedad. El masaje y
dinámicas a través de juegos, empleando la respiración consciente y otros
ejercicios energéticos pueden aportar experiencias táctiles seguras,
nutritivas, dar un sentido más acertado de los límites del cuerpo. Este aspecto
es muy importante a ser trabajado en los trastornos de alimentación porque la
vinculación se realiza a menudo de un modo simbiótico, tendencia adquirida
desde la relación parental. Además, según vamos conociendo mejor las fronteras
de nuestro cuerpo, tenemos más posibilidades de protegernos de las influencias
nocivas de los demás. El tacto afectivo compartido entre amantes, familiares o
amigos podrá expresarse con más facilidad y disfrutarse con más plenitud. Como
dice el investigador Saul Saunberg “el tacto es diez veces más poderoso que el
contacto visual o verbal”. Es la base de la auto-protección, aumentando
consecuentemente la sensación de seguridad
Los niños y
los adolescentes suelen usar el arte de forma espontánea. Los adolescentes
pueden servirse del arte para superar esa difícil etapa en la que están
descubriendo y contrastando su propia identidad. Muy probablemente están
transmitiendo mucha información acerca de sus estados internos mediante los
dibujos que realizan. Es por esta vía por la que tendremos que acceder en
muchas ocasiones, porque como dice el psiquiatra Jean-Pierre Klein, sería
absurdo esperar un enunciado del tipo “yo quiero curarme” porque aún está
intentado definir su “yo” y sus deseos son ambivalentes. Se han de respetar sus
defensas y evitar enfrentarse a sus resistencias, planteando un contexto
creativo en tercera persona, para que el adolescente que afirma: “no me gusto”
“estoy harto/a de mí mismo/a” llegue a reconciliar las diferentes partes dentro
de sí que se encuentran en una relación conflictiva. Se puede proponer
actividades como la elaboración de un personaje, el modelado en barro, ambas
como proyección de su mundo interno, o también la percusión, con el propio
cuerpo o con objetos, que ponen en la escena del taller actos, que por una vez,
no son destructores.
El
ayuno fanático, el vómito provocado y la consiguiente alteración en la masa
corporal, no son más que síntomas del cuadro visible de la enfermedad. Este
comportamiento externo responde a un fuerte angustia interior, expresión de una
serie de problemas psíquicos.
Las
personas anoréxicas y/o bulímicas luchan contra su propia corporeidad empleando
los medios más brutales, a veces destructivos. Paradójicamente, hacen del
cuerpo un factor dominante. Sabiendo que nuestro cuerpo es un instrumento
maravilloso que nos permite aprender en esta vida, desde el arte podemos
derivar esta tensión hacia un trabajo más inclusivo de pensamientos y emociones
reprimidas. Un ejemplo sería la construcción de su reloj de vida para ver el
pasado de un modo nuevo, crear alrededor de la rabia y el miedo para poder
perdonar o buscar el propio significado del amor para construir una visión
positiva del futuro. Todo en un contexto transformador y a su vez, potenciador
de las emociones positivas. Martín Seligman, precursor de la psicología
positiva, se convenció de que la educación es mucho más que la corrección de
defectos, se trata de reconocer y fomentar sus valores. De este modo, no nos
podemos limitar a estudiar las debilidades y los traumas, sino también
ocuparnos por la felicidad y las capacidades.
Con el
arteterapia podemos ayudar a estos jóvenes a construir una personalidad más
integrada, un carácter positivo, que hace que merezca la pena vivir la vida. La
persona con trastorno de alimentación cae recurrentemente en el obstáculo del
victimismo, afianzándose en el arquetipo del huérfano por no tener los recursos
pertinentes. Por ello, es muy importante potenciar la seguridad y la identidad
en su territorio interior. Aunque la enfermedad surge como medio para reclamar
cuidados y afecto, comúnmente en familias desestructuradas donde la
comunicación no fluye fácilmente, sabemos que no siempre somos más felices por
recibir, sino también por disfrutar en el acto de dar. Una comprensión más
profunda aparecerá como consecuencia de acciones positivas al contactar con la
propia autenticidad, con el dominio del corazón en el ritual creativo del dar y
recibir.
El
acercamiento posterior a la creación puede ser arduo dependiendo de la
conciencia de la enfermedad que tenga la persona. La resistencia al cambio es
alta en los primeros estadios. Sin embargo, en el arteterapia partimos de la
hipótesis de que la intervención no ha de resolver, sino que ha de ayudar a superar el enfrentamiento por
medio de una forma y un contenido. Como diría el dramaturgo e investigador Grotowsky, la
experiencia de lo “vivo” es la pregunta, mientras que la creación es la
respuesta. La creación en terapia, acto y resultado, permite la transformación
profunda del sujeto para que construya poco a poco su propia cosmogonía, se
construya como autor de su propio destino.
Una de las principales características
en las enfermedades mentales es la disociación entre mente y cuerpo. Toda
fragmentación es causante de enfermedad. Por lo tanto, un aspecto siempre importante es considerar la obra como una totalidad artística y no como una reunión
de partes. Crear un conjunto, cuidar su integridad artística y su expresividad.
La palabra, el sonido, el color y el movimiento contribuyen a la totalidad y la
unicidad de una forma artística coherente. En las palabras del físico premio
Nóbel W. Heisenberg “separar las partes del todo constituye un error esencial,
la realidad se encuentra en la unidad y la complementariedad”. La dirección es
rescatar la integridad, avanzar en un proceso de síntesis, en el que la
dimensión molecular, emocional y mental son notas de la misma sinfonía.
El intelecto
es una conquista maravillosa y corresponde a un paso importante en el proceso
evolutivo, sin embargo considerar que es quien nos define como humanos es uno
de los errores más peligrosos y extendidos. Un error del que estamos
despertando a gran escala. Cada vez hay una mayor penetración en la opinión
pública, así como a nivel académico, de la idea de que es la inteligencia emocional, la que
determina nuestra capacidad de relacionarnos, adaptarnos y ser felices. Uno de
los efectos de un intelecto disociado del corazón es la enfermedad mental. La
solución esta en despertar a esta nueva conciencia. Despertar es reclamar ese
potencial humano infinito que nos aguarda cuando abrimos el corazón. El corazón
sólo tiene cerradura, la llave sólo la tiene, sólo la ha tenido y sólo la puede
tener el dueño, el propio paciente. El arte es una vía directa al corazón. El
arte es una magnífica herramienta de catalización, ya que no todas las
emociones se comunican a través de la palabra.