04 noviembre 2019

humanista: la desesperanza se disuelve tomando conciencia


El agotamiento psicológico es un estado de cansancio, donde la ansiedad crece de manera progresiva. Desgraciadamente, es un estado habitual hoy en día y con unas consecuencias devastadoras si se prolonga en el tiempo. No se trata solamente de un colapso mental, sino de un estado vital en el cual las emociones resultan abrumadoras y el cuerpo comienza también a agotarse, generando síntomas en cascada si no se toman medidas a tiempo.

Si alguna vez has pasado por un período prolongado de estrés, entenderás rápidamente estas palabras. La situación estresante puede deberse a la demanda de trabajo, a una relación de pareja o una crisis existencial importante en tu vida, todo de hecho es importante ya que si no fuera así, no lo estaríamos viviendo. Sin embargo, la manera de vivirlo es lo que acaba por derrumbar los cimientos internos, si no se escuchan las señales a tiempo.

Estar agotado emocionalmente significa sentirse impotente hacia el presente. No se puede pensar ni sentir correctamente, posiblemente el cuerpo tampoco coordine bien si se abandona el ejercicio diario en estos momentos. Es como si se viviese en piloto automático, como si la vida no te perteneciera. Puede parecer incluso que la vida no importa, nada más lejos de la realidad; sin embargo desconcierta tanto (bajo una hipersensibilidad o insensibilidad activada dependiendo de la estructura de personalidad) que se actúa como si todo fuera impuesto y además con la rabia subyacente de seguir haciéndolo.

El agotamiento emocional es más amplio que una mala época. Acumula una vivencia de frustración, baja motivación, impotencia y desesperanza que no se sabe por donde agarrar. De hecho, podría ser un componente o un precursor del agotamiento mental, en función de la persona y la situación. Todos tenemos un límite en cuanto a la complejidad que se puede manejar y es muy importante conocerlo con la mayor agudeza y detalle posible. Así cuando nos encontremos en los niveles de estrés que comienzan a afectar nuestra salud psicosocial, podremos tomar alguna decisión consciente al respecto.

Algunos indicadores para evitar caer en este abismo desvitalizador son:

·         Cada vez aparece más irritabilidad y pesimismo.
Este estado de ánimo puede llevar directamente a la depresión o la ansiedad y en algunos casos, incluso ataques de pánico. Una síntoma común es no dormir bien, lo cual nos hace más vulnerables a un estado ansioso.

·         Te sientes demotivado.
Si sientes una ausencia de entusiasmo por tu profesión, por tu relación sentimental o tus amigos, por actividades que antes te motivaban quiere decir que el agotamiento está afectando a tus reservas de energía. Esta situación es más seria de lo que puede parecer, porque aquí es donde comienzan los síntomas físicos.

·         Tu vida es un fracaso y nada tiene sentido.
Además de sentirse estancando y desesperanzado, esta encrucijada vital despierta incluso temor por las relaciones sociales. Se pierden las capacidades relacionales por la falta de energía para la interacción y la torpeza que el desgaste conlleva.

·         El cansancio es tan acusado que no te puedes concentrar.
Las investigaciones cognitivas han demostrado que se daña seriamente la capacidad de atención o de planificar. Esto revela que se está empezando a afectar el córtex prefrontal y por lo tanto las capacidades superiores del Ser Humano. Poco a poco, estas situaciones nos dirigen a un estado de mayor alerta, con una mayor preocupación por la supervivencia.

Si estás en un estado semejante, tu prioridad debe ser tu bienestar personal.

Es importante que busques ayuda si te sientes en cualquiera de estas situaciones. No le quites valor a esa situación  de baja calidad de vida y no caigas en la trampa de pensar que tú solo puedes sobrellevarlo. El diálogo interno nos puede jugar una mala pasada por la prepotencia de pensar que lo podremos controlar. En entros casos, podrá ser una sobrevaloración de nuestros recursos que pueden no ser suficientes para una nueva situación de injusticia inesperada. O tan sólo, por la inocencia del pensamiento mágico de que todo se va a arreglar solo. Cualquier cosa puede llegar a ocurrir si no se toma la conciencia adecuada. Consultar a un terapeuta de confianza, podría ayudarte a llegar a la causa de tus problemas y sentir apoyo en tu proceso. Cubrirte de una red social de confianza y permitirte expresar tus sentimientos proporcionarán sin duda una mejora en tu vida.