Son muchas las experiencias transpersonales registradas hasta ahora que invalidan los supuestos de la ciencia materialista. A pesar de que estas experiencias ocurren durante procesos de exploración profunda, es un error interpretarlas tan sólo como fenómenos intrapsíquicos de modo convencional. Por una parte, forman un continuo experiencial con las experiencias biógraficas y perinatales. Por otra parte, parecen tener acceso a fuentes de información fuera del alcance individual, tal como ha sido explicado en la teoria de los campos mórficos o campos de información relacional.
Estas memorias que se nutren de la historia individual es claramente biográfica. Las experiencias perinatales parecen representar una intersección o frontera entre lo personal y lo transpersonal, hecho que refleja de algún modo la conexión entre el nacimiento y la muerte, el principio y el fin de la existencia individual. Los fenómenos transpersonales manfiestan conexiones entre el individuo y el cosmos, aparentemente incomprensibles. El común denominador de estos fenómenos, es la sensación por parte del sujeto de qu su conciencia se ha expandido, más allá de los límites habituales del ego, ha superado por lo tanto, las limitaciones del espacio y el tiempo. Tanto nuestra percepción interna (interocepción), como la percepción externa del mundo (exterocepción), están sujetas a los límites espaciales y temporales habituales. En las experiencias transpersonales, una o varias limitaciones parecen superarse. Es bastante común, en diversas formas del trabajo experiencial profundo, experimentar episodios muy concretos e identificados con recuersos fetales y embrionales.
Debido a la cercana conexión entre el territorio inconsciente y el nacimiento biológico, Stanislav Grof ha decidido llamarlo nivel perinatal, que etimológicamente, hace referencia a lo cercano al nacimiento y que en medicina se usa para describir los procesos que ocurren poco antes durante y justo después del nacimiento. El uso del término perinatal en relación a la consciencia ha sido reflejo de sus descubrimientos a lo largo de años de investigación (Grof 1975).
El nacimiento permanece grabado en detalle en nuesta memoria llegando incluso hasta un nivel celuluar por lo que se ejerce un efecto decisivo en nuestro desarrollo psicológico. Estas vivencias dejan huellas inconscienes profundas que luego tienen una influencia muy grande en la futura vida del individuo. Grof se refiere a cuatro constelaciones dinámicas del inconsciente profundo bajo el nombre de Matrices Perinatales Básicas o MPBs. Las matrices perinatales son ricas y completas, poseen dimensiones biológicas y psicológicas. En el sentido jungiano, el nivel perinatal también representa una puerta a los arquetipos del inconsciente colectivo.
Matriz Perinatal básica 1:
“Universo amniótico”
Se vive
en un medio líquido, los tejidos se densifican desde la fluidez creando tejidos
y constituyendo el cuerpo. El organismo
intrauterino no tiene consciencia ni de espacio ni de tiempo. A estos fines
podríamos imaginar un universo adimensional y atemporal. Es un estado fusional
pleno en el que el tiempo es un ahora constante, perpetuo. El ser un ahora
fusional nos indica que no existe una conciencia de límite entre el interior
del ser y el exterior. Dentro y fuera es lo mismo. Soy uno con el universo, con
el todo.
Ahora,
de acuerdo con esta vivencia vamos a tratar de entender cómo este embrión-feto
vive en este ecosistema cuando éste es acogedor y cuando no lo es.
Aspecto positivo: El adulto que vivencia esta matriz positivamente
se presentan comúnmente experiencias de: Vida libre y pulsátil como criatura
marina (pez, medusa, calamar, etc.). Vivencia de existir en fusión con la
existencia simbolizada arquetípicamente como Madre Tierra o Gaia
(experimentando sensaciones al tiempo internas y externas de seguridad,
beatitud, belleza y abundancia incondicional). Simbólicamente aparecen imágenes
de tipo paradisiaco.
Aspecto negativo “Vientre malo”: hay un continuo malestar
ambiental que crea la sensación de peligro constante, o de esfuerzo por
resistirse y continuar a pesar de. No importa que sea químico o emocional, a
ojos del organismo intrauterino, es lo mismo. Predomina el sobrevivir
defendiéndose o resistiéndose a la
entrega incondicional a la vida. Cuando ya de adulto, la persona accede a esta
vivencia se presentan comúnmente estas experiencias: Vivir sumido en la
oscuridad, hay una amenaza ominosa, algo envenena el universo por dentro y por
fuera. Aparecen visiones de aguas estancadas o sucias, contaminadas o con
vertidos tóxicos y en ellas pululan entidades de tipo demoniaco o destructivas.
Matriz Perinatal básica
2:
Si el
útero es pulsátil y conectado, al iniciarse el parto, las ondulaciones devienen
más intensas progresivamente impulsando hacia abajo, mientras la sangre, a
través del cordón umbilical aporta oleadas cíclicas de oxitocina, produciendo
unas sensaciones de placer dentro y fuera. La energía del sistema se
intensifica creando un estado emocional intenso y expectante. En un útero
espástico o común las contracciones vividas como apretones duros y fuertes
presionan periódicamente al feto hacia abajo, y el cuello del útero permanece
cerrado. El temor de la madre en suspensión química en la sangre llega al feto
junto a corrientes de oxitocina, y aún más si se las suministran a la madre
artificialmente, excitando y alarmando emocionalmente al feto; este se asusta.
Con cada contracción el feto es comprimido rígidamente por lo que se siente
amenazado y siente que le falta oxígeno.
Aspecto positivo: Cuando el adulto vivencia estas experiencias
suele presentar estas vivencias o sensaciones de: Pulsar o palpitar como un
corazón intenso en el interior de otro corazón. Acontece un remolino de placer
intenso al que se entrega con confianza y placer. Se da una vivencia interna de
gran energía envolvente y que se sintoniza con la propia permitiendo dejarse ir
confiadamente y entusiastamente como acudir a un parque de atracciones
excitantes. La sensación de discurrir
por una gran montaña rusa a cuya fuerza nos entregamos en un descenso cíclico.
Aspecto negativo: Cuando revivimos esta experiencia como adultos
aparecen vivencias de ser engullidos por fenómenos naturales como tornados u
bestias míticas, El mundo entero en un remolino nos traga y tenemos la
necesidad de resistirnos aterrados. Imágenes monstruosas de animales
míticos como dragones, serpientes,
arañas, pulpos o calamares que tratan de devorarnos. Visiones de verse
arrastrado por corrientes de aguas o succiones hacia el mundo subterráneo
infernal mítico contra nuestra voluntad. Vivimos sin posibilidad de escape en
una monstruosa pesadilla claustrofóbica con dolor agónico físico y emocional
junto a un estado de desesperación. Estas vivencias pueden evocar
identificaciones con prisioneros en calabozos o mazmorras terroríficas,
sentirnos en condiciones de ser torturados por enemigos implacables en un campo
de concentración, o en mazmorras de la inquisición, o dantescos tratos
inhumanos en manicomios de pesadilla; también podemos representarlo como
animales fatalmente capturados en trampas. Objetos de castigos y sufrimientos
de tipo arquetípico como el de Prometeo, o el de Cristo en la cruz.
Matriz Perinatal básica 3:
Si en
útero está conectado y vivo, produce una experiencia intensamente sexual. Las
oleadas de oxitocina inundan a la madre y al feto. Las moduladas y poderosas
pulsaciones del útero envuelven en potentes oleadas de masaje intenso al tiempo
que el feto se desliza por el canal de parto que está palpitante y lubricado estimulando intensa e irremediablemente su sensibilidad y emotividad
conduciendo a un estado de tipo mesetario o preorgásmico tanto en la
madre como en el feto.
Si el
útero no está conectado y es espástico empuja violentamente al feto a través
del canal de nacimiento mientras va abriéndose su cuello y la cabeza de la
criatura empieza a descender. Las contracciones del útero son más seguidas
dando estrujones y empujones al feto. Esto produce sensaciones de aplastamiento
fetal, dolor unido a un alto grado de anoxia (deficiencia de oxigeno en sangre)
y asfixia. A éste se une una muy desagradable,
amenazadora e intensa sensación de ansiedad. También pueden producirse
otras complicaciones como el que se enrolle el cordón umbilical en el cuello
del feto, puede soltarse la placenta y hasta obstruir la salida. Y el feto
puede inhalar o ingerir algo de material biológico del final de este proceso
como sangre, restos de heces u orina, y puede ser necesaria la utilización de
fórceps o intervenir con cesárea en caso extremo.
Aspecto positivo: Un individuo contacta favorablemente con estas
vivencias, las experimenta como con una sensación de orgasmo cósmico con disolución
y reencuentro cíclico. Las explosivas descargas químicas y de indescriptible
placer producen un éxtasis de vivencias energéticas arrebatadoramente sublimes
en el sentido de conexión con fuerzas telúricas y cósmicas, creativas y
luminosas. La última fase de esta
tercera matriz puede ser de placer y de orgasmo en la madre y, por ello, una
experiencia de un modo de embriaguez mítica y extática en el feto.
Aspecto negativo: El individuo en ello experimenta sensaciones que
se acompañan de luchas titánicas, sadomasoquistas, violentas, experiencias
sexuales perversas y vivencias demoníacas; o fenómenos análogos relacionados
con aspectos técnicos en los que naves espaciales, bombas atómicas, reactores
nucleares e ingenios militares producen cataclismos y guerras. Aparecen
visiones de guerras cósmicas entre el bien y el mal, entre ángeles y demonios.
Aparecen visiones de asfixia, de ataques violentos así como imágenes de
suicidios o crímenes, mutilaciones, masacres, torturas, ejecuciones y prácticas
sadomasoquistas. Vivencias sexuales de intenso deseo, pero mecánico y de
naturaleza violenta, pornográfica y perversa con o sin abusos sexuales,
violaciones, etc.; puede que acompañado de visiones de canibalismo y
necrofilia. Visiones de tipo demoniaco como morbosos aquelarres satánicos,
misas negras; fusión de magia muerte y dolor. También pueden aparecer visiones
y vivencias de tipo escatológico como arrastrarse entre desechos o aguas
residuales, revolcarse en excrementos, beber sangre u orina, tener sensaciones de
estar en un ambiente de putrefacción. Cuando se alcanza el final de esta matriz
se hace menos violenta y en relación con un aumento de adrenalina dando lugar a
sensaciones con visiones o experiencias de deportes o actividades de riesgo o
cacerías salvajes de animales, carreras alocadas de vehículos o en acrobacias
peligrosas. Después la sensación puede evolucionar a algo de tipo catártico con
aspectos míticos de muerte y renacimiento de héroes y dioses. En estos momentos
de renacimiento espiritual es común encontrarse con el elemento fuego en
diversas formatos, sea ante el purgatorio, el que el cuerpo esté en llamas,
visiones de aparatosos incendios de bosques, casas y ciudades, e
identificándose con las víctimas de inmolación. Aparece la sensación y certeza
que el fuego destruye todo cuanto es corrupto y nos prepara para el renacer
espiritual. La imagen del ave Fénix lo simboliza y nos sitúa en la transición
con la siguiente Matriz Perinatal; en el momento en que se va dando se produce
una explosión de las energías retenidas o atrapadas produciéndose una sobre
activación de las neuronas periféricas. Cabe mencionarse que todo este
encuentro con el fuego que se revive visionariamente, son revivencias del
propio nacimiento y que asimismo la madre puede revivirlo paralelamente por el
hecho de sentir que su vagina está en llamas.
Matriz Perinatal básica 4:
Se
trata de la expulsión final del feto del canal de nacimiento y el corte del
cordón umbilical.
Aspecto negativo: Se trata de una liberación explosiva emergiendo a
la luz. Se pueden revivir recuerdos como de la anestesia, la presión de los
fórceps o de otras intervenciones obstétricas necesarias en ese momento. Lo que
aparece o revive refleja la muerte de una forma de vida y el renacer a otro
contexto de vida; se revive como adultos como una muerte simbólica del ego, un
momento iniciático. Es como si llegara el fin del mundo y del caos se alcanza
un nuevo orden. El encontrarse en este tránsito genera una intensa sensación de
ansiedad y de que algo de inmensas proporciones nos amenaza. Es un temor
metafísico. Si el individuo se deja ir le
conduce a la confrontación súbita con una luz dorada sobrenatural, bella
y exquisita de tipo divino y numinoso. Puede surgir la aparición visionaria de
la Gran Diosa Madre, podemos sentirnos redimidos y bendecidos, recuperamos en
forma de éxtasis el derecho o la decisión de reclamar y recuperar nuestra
naturaleza divina y nuestra condición cósmica. Esto acontece cuando no se da
anestesia, porque si se dio, la sensación es de salir de un estado de
convalecencia de una enfermedad o de asistir a una potente resaca. Todo esto
puede parecer como algo muy positivo, y sin duda lo es, pero se experimenta
como la continuación y resolución del parto aconteciendo en su aspecto
negativo.
Aspecto positivo: como no hay agonía previa, ni agresión alguna, y
el propio nacimiento es ya un auge de intensas sensaciones placenteras y sexuales
con el consiguiente éxtasis; no llega a construirse una “membrana defensiva” o
coraza que protege al organismo ante el sufrimiento y la agresión.