30 julio 2012

bioenergética: el inconsciente en el cuerpo

La bioenergéica es una técnica terapéutica que ayuda al individuo a reencontrarse con su cuerpo en una aventura de autodescubrimiento. Según esta visión, los procesos energéticos determinan tanto lo que ocurre en la mente como lo que ocurre en el cuerpo.

Su nombre nos determina su marco de referencia y de intervención, la energía de vida. La bioenergética en el ser humano una energía fundamental que circula por nuestro cuerpo. La interrupción de su libre flujo es lo que provoca la mayoria de las disfunciones y dolencias, bien por estancamiento y acumulación o por fuga y por lo tanto disminución, que en términos técnicos, llamamos depleción. Esta energía fue llamada Chi por los chinos, Prana por los hindúes. Ellos, precisamente, desarrollaron formas extremadamente eficaces de comprensión y tratamiento de tales disfunciones a partir de la experimentación a través de miles de años.

Desde mi práctica a lo largo de varios años, en colaboración con mis maestros y compañeros de práctica, entendemos que no existe una sola bioenergética, sino varias concepciones que identifican y trabajan a partir de una energía principal, esencial. No es claramente una aportación a la salud reciente, pues son miles de años, como antes se mencionaba, de práctica que afianzan su intervención, aunque en la actualidad se han afianzada en occidente sus conceptos gracias a la luz aportada por la física cuántica. Tampoco es una técnica alternativa, en cuanto que minoritaria o secundaria, sino complementaria a la visión alopática, naturista y psicológica. Del entendimiento de estas sencillas propuestas, devendrá una mayor colaboración y beneficio para la conservación de la salud en cada uno de nosotros.

A lo largo de la historia de Occidente, varios investigadores de las Ciencias de la Salud entendieron y estudiaron este energía fundamental. Hipócrates, considerado padre de nuestra medicina occidental, hablaba de un Fluido Medicatrix, a lo que siguieron una larga lista de científicos en diferentes épocas como Paracelso, Mesmer, Galvani, Berson, entre otros. Al final del siglo XIX, el médico psiquiatra Sigmundo Freud, formuló una importante teoria a partir de sus estudios sobre la histeria, mostrando que existia una relación fundamental entre las enfermedades y la energía emocional. Freud enunció: "si la energía fuese descargada, la dolencia física no ocurriria". Denominó a esa energía Libido y formuló un incipiente mapa enegético corporal, localizando lugares de mayor concentración de esa energía en el cuerpo, llamandoles zonas erógenas. De alguna manera se sembraron los incios de identificación del inconsciente en el cuerpo.

Wilhem Reich, concentró sus estudios en completar y avanzar desde la teoría de la Líbido. Después de fuertes críticas, persecuciones y exilio, el trabajo de Reich fructificó en una riquísima teoría que sería la base para un amplio abanico de psicoterapias corporales. Reich llamó Orgón a esa energía vital que está presente en nuestro organismo así como en el espacio que nos rodea y contiene. Reich desarrolló aparatos capaces de trabajar a partir de esta energía, especialmente en casos de cáncer, sobre lo que investigó duramente durante años y puede ser leido en su libro La biopatía del cáncer. Observó que cuando esta energía fluia libremente por el cuerpo aportaba sensaciones de amor y placer, proporcionando un estado de salud vibrante y espontaneidad legítima. Pero también notó que cuando las amenazas y prohibiciones bloqueaban este curso energético libre, aparecían tensiones musculares asociadas a emociones como el miedo, la tristeza, o sensaciones como la angustia y la ansiedad. El mantenimiento continuado de estos estados provoca contracciones crónicas de los tejidos, a lo que le dió el nombre de corazas musculares. Estas corazas forman anillos de tensión en el cuerpo, llamados a su vez segementos. Reich identificó siete anillos de coraza: ocular, oral, cervical, torácico, diafragmático, abdominal y pélvico. Las técnicas de desbloqueo incluyen una lectura corporal al mismo tiempo que una serie de ejercicos y masajes creativos y muy efectivos. Su concepto fundamental de la existencia de una unidad corporomental es cada vez más aceptada en Occidente. Por ejemplo, una miopia no es tan sólo un problema ocular, también una determinada manera de ver el mundo, que implica unos trazos de personalidad específicos. Si no tratamos el cuerpo como un todo posiblemente prevalecerán los síntomas en el tiempo y dificilmente conseguiremos conectar con la causa fundamental de la sintomatología.