Para
el desarrollo de un trabajo terapéutico de Arte Terapia no se necesita poseer
aptitudes artísticas, ya que no se persigue una finalidad estética, sino
centrarse en el proceso creativo como vía de comunicación. La producción
artística se utiliza para ayudar a restablecer la capacidad natural del
individuo para relacionarse consigo mismo y con el mundo que le rodea de forma
satisfactoria.
Desde
el enfoque Humanista, el Arte Terapia considera que el Ser Humano sano es aquel
que desarrolla todo su potencial, en el cual se incluye su creatividad. Coloca
a la persona como creadora del significado de su vida y al mismo tiempo
responsable de sus actos en la decisión libre.
Dependiendo
del tiempo de tratamiento y estructura del persona/grupo integro los siguientes abordajes y modelos
humanistas: Arteterapia, Psicoterapia de la Gestalt, Análisis Transaccional,
Psicoterapia corporal en Biosíntesis y en Bioenergética, Psicoterapia
Existencial, Constelaciones Familiares, Trabajo con los sueños, Movimiento Expresivo,
trabajo con el Niño/a Interna/o, etc.
A lo largo de los siete
años de experiencia de trabajo con personas en rehabilitación de
drogodependencia, he ido encontrando una serie de cuestiones, que inevitablemente,
suponen un continuo reto al mismo tiempo.
Las personas con conduta adictiva tienden fácilmente
al aislamiento y al mismo tiempo, buscar sustitutos de ese sentimiento de soledad. Esa aparente
incapacidad de compartir con otras personas situaciones sociales es lo que provoca una gran ansiedad interior. Algunas
personas tienen, por lo tanto, una ansiosa necesidad de explicarlo y buscar
soluciones, mientras que otras necesitan cuidar ese espacio íntimo, frágil y
digno de respeto. Cuando digo aparente incapacidad social, me refiero precisamente
al potencial oculto en su gran sensibilidad y capacidad de empatía. Sin
embargo, el entorno o la introversión no permitieron su desarrollo saludable.
Cuando una herida duele, necesitamos un calmante temporal, pero cuando es la
vida la que duele, el analgésico se escapa de nuestras manos. El propósito de
vida necesitará ser reconducido.
Para llevar a cabo un adecuado tratamiento y manejo de
las conductas adictivas es necesario potenciar ciertas habilidades para lo
cual, el trabajo en grupo es esencial. Entre ellas estarían la tolerancia a la frustración,
el autocontrol, la autoestima, la asertividad y las habilidades comunicativas.
Se adquieren practicándolas en dinámicas de grupo y desarrollando estrategias
creativas para cada situación. La imaginación es un buen recurso para salir de
la inercia y encontrar la manera de obtener resultados diferentes. En el
desarrollo del juego es donde el hombre se vuelve completamente humano y
adquiere recursos fácilmente, de manera intuitiva.
Por último, resaltar la impulsividad y la posición
extremista de todo o nada para resolver situaciones de la vida. Quizás es en
este terreno donde el trabajo es más sutil a la vez que direccionado. La vía
fácil no siempre está en el término medio y al mismo tiempo el equilibrio es
algo dinámico que puede complicarse para ser eficaz. El adicto es un gran
maestro inconsciente de la búsqueda de armonía, a pesar de ser armonía a través
del conflicto. Su impulso vital es hacia un punto intermedio, tan sólo que en
un inicio existe tanta inercia que se pasa del punto óptimo, pero poco a poco
lo va reconociendo. En ese acercamiento afloran muchas emociones que desbordan
a la persona, pero le vacían de un sufrimiento ya caducado. Sin darse cuenta,
un día aparece el control sano de la situación y una sonrisa interior se dibuja
para siempre.
Gracias a todos, a todas por compartir intimidad y desasosiego, por mostrarnos la fortaleza del ser humano cuando busca creer de nuevo en sí mismo.
Gracias de todo corazón.